"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 11 de mayo de 2022
E. E. CUMMINGS
Búfalo Bill ha muerto…
Búfalo
Bill
ha muerto
él cabalgaba
en
un caballo semental color de plata y agua
y rompía unadostrescuatrocinco palomasdeunsaque
Jesús
era un hombre hermoso
y lo que yo quiero saber es
cuánto le gusta su muchacho de los ojos azules
Señor Muerte
Justamente
–
primavera cuando el mundo es barro-
exquisito el pequeño
hombre cojo de los globos
silba
lejano y pequeñito
y edybil llegan
corriendo por bolitas y
a lo pirata y es
primavera
el
raro
viejo de los globos silba
lejano y pequeñito
y
betysabel vienen bailando
en la rayuela y saltando la cuerda y
es primavera
y
el
hombre de las patas de chivo
el de los globos silba
lejano
y
pequeñito
Nota: Edward Estlin Cummings nombre del
poeta conocido como E. E. Cummings
PHILIP LEVINE
Nuestro valle
No
vemos el océano nunca, pero en julio y agosto
Cuando el peor calor parece alzarse desde la dura arcilla
De este valle, podrías estar caminando a través de las higuerillas
Cuando de pronto el viento enfría, y por un momento
Llega a ti un olor a sal, y entonces casi puedes
Creer que algo espera más allá de Abra Pacheco,
Algo masivo, irracional, e incluso tan poderoso
Que las montañas que se alzan al este de aquí
No tienen para ello una palabra.
Probablemente
pienses que estoy loco al decir que las montañas
No tienen palabra para ‘océano’, pero si vives aquí
Comienzas a creer que ellas lo saben todo.
Mantienen ese inmenso silencio que pensamos divino,
Un silencio que crece en otoño, cuando cae la nieve
Lentamente entre los pinos; el viento decae,
Se hace menos que un susurro, y difícilmente puedes
Sostener tu aliento mientras tiemblas, aterrado.
Debes
recordar que esta no es tu tierra.
No pertenece a nadie, como el mar junto al que una vez viviste
Y pensaste tuyo. Recuerda los botes pequeños
Emergiendo mientras las olas regresan, y los hombres
esculpen una vida de él solo para hallarse al fin
tallados hasta volverse nada. Ahora dices que esto es tu casa,
así que persiste, adora a las montañas mientras se pierden en el polvo,
espera en el viento, atrapa un sabor a sal, llámalo nuestra vida.
JOSÉ SANTOS CHOCANO
A un árbol
Cuchichean
tus hojas sus amores,
tus pájaros se besan disolutos…
¡y no está el azahar entre tus flores!
¡y no está la manzana entre tus frutos!
En
vano te alzas retemplado y bronco;
también inclinas al amor la frente:
todas las primaveras, en tu tronco
se enroscará la bíblica serpiente.
Quizá
al golpe del hacha que te hiere
una cruz o un navío en ti palpita,
porque al golpe del hacha el árbol muere,
pero apenas ha muerto resucita.
Cruz
o navío, erguido en los altares
o abriendo el agua con potente anhelo,
conducirás los cuerpos por los mares
o llevarás las almas hacia el cielo…
EMILIO ADOLFO WESTPHALEN
Andando el tiempo…
Andando
el tiempo
Los pies crecen y maduran
Andando el tiempo
Los hombres se miran en los espejos
Y no se ven
Andando el tiempo
Zapatos de cabritilla
Corriendo el tiempo
Zapatos de atleta
Cojeando el tiempo
Con errar de cada instante y no regresar
Alzando el dedo
Señalando
Apresurado
Es el tiempo y no tiene tiempo
No tengo tiempo
Mostrar la libreta
Todo en orden
Por aquí a la aventura silencio cerrado
Por allá a la descompuesta inmóvil móvil
Ya llega y tarda
Y se olvida
Por acá con boca falsa y palabras de otra hora
El pañuelo nuevo y pronto
Para el adiós
Adiós y no ha llegado
Ésta es la señal
El tiempo
Casi no es niño
Pero flor no es
Casi
Cuando está sobre un árbol
Se divisa el paisaje la estrella
Los zapatos
Osamentas de pescado
Y el ojo llena el horizonte
El tiempo
Aunque cojee y se hiera y se lamente
Prohibido
No te hagas tan silencio
La nube sabe de otro lugar
Son las escaleras que bajan
Porque nadie sube
Porque nadie muerde la nuca
Sino las flores
O los pies llagados
Andando y sangre de tiempo
Gotas de lluvia el torrente
La mano llega
Éste es su destino
Llegar el tiempo
Se devuelve y usted sabe más
Estaba junto al silencio
Estaba con ojos pequeños
La mano a lo desierto
El pie a lo ignorado
Indudable
Los huesos prestados podían ser míos
Si un leve signo no dijera
Y no decía
Alzada levantada
Me doy a tu más leve giro
Al amor de las pestañas
A lo no dicho
Vértigo
Te temía sin noche y sin día
Aunque no regreses
Por la marcha de mis huesos a otra noche
Por el silencio que se cae
O tu sexo
LECONTE DE LISLE
De los modernos
Vivís
en rebeldía, pero sin sueños, sin destino,
más viejos, más decrépitos que este mundo infecundo,
castrados desde la cuna por el siglo asesino
de todo ardor noble, vigoroso y profundo.
Vuestra
mente está tan vacía como vuestro sino,
y habéis mancillado este miserable mundo
con una sangre corrompida, con un aliento dañino,
y la muerte crece sola en este fango inmundo.
Hombres,
cazadores de dioses, cerca los tiempos están,
donde los grandes pilares de oro se enlodarán,
donde el fértil sol roerá las más grandes rocas.
Impávidos
en el día y en la noche sin remedio,
nacidos en la estulta nada del supremo tedio,
morís estólidamente cuando abrís vuestras bocas.
Nota: Charles Marie René Leconte de Lisle,
nombre del poeta conocido como Leconte de Lisle.
NANCY BACELO
Borra
esa marca, bórrala,
es de noche y aunque no se ve
se verá igual cuando enseguida aclare.
Tanta raya en las manos tanta búsqueda
tanto camino incierto y más que cierto.
Porque en el mundo se abren tantos ojos
así como se cierran otros tantos
la multiplicidad de la mirada vuelve
al abrir y cerrar y eso es lo cierto.
