domingo, 29 de enero de 2023


 

NUNO JÚDICE


 

La mañana del poema

 

 

Lleno de palabras el vaso del poema,
lo lleno hasta que se desborda: y veo cómo caen
sílabas, vocales, consonantes, al piso
del olvido. Lo que resta en el vaso, sin embargo,
es lo esencial: ese zumo de música y de
sensaciones que envuelve la memoria, limpiándola
de tristeza y de melancolía. En su centro,
tu rostro cristaliza un vocabulario
henchido por el viento del deseo; y las múltiples
manos de la frase esparcen tus cabellos
hacia uno y otro lado del vidrio, rasgando
el cielo en un relámpago de párpados.

Poso tu cuerpo en este vaso. Te veo
desde su transparencia, entre
los dedos del horizonte que el fondo de tus
ojos esconde en un suspiro de niebla. Libro
tus senos del abrazo de la noche, y los cubro
con la luz más pura del invierno, en una caricia
de sol frío, vistiéndote con su
lino matinal. Por último, planto tu amor en la tierra
de la estrofa; y lo miro florecer en esa
madrugada en que despiertas con
todas las aves del mundo.
 
 

Versión de Blanca Luz Pulido

 
 

MARTA JAZMÍN GARCÍA

 


En suspenso

 


Hay una cierta gradación
en los lamentos.

Como un cuerpo
que es más pesado o
una ausencia más hueca.

Se habla incluso
de fechas específicas:
nacimiento
espesor
caducidad
muerte prematura.

La memoria es una cercanía en suspenso
que sonríe sus tristes anaqueles.

No sabemos el peso del dolor
hasta que un día
no pesa.
 
 
 

CHRISTIANE DIMITRIADES

 

 

Cuando nos encaprichamos con causas perdidas llegamos a pensar que todas lo son, y no nos equivocamos completamente.
Emil Cioran
 
 

El cuarto jugador no habla, es el otro, mi par.
Siempre del lado opuesto de un puente tendido
entre los dos, lee, escruta el destino de mi mano
y de las líneas ocultas en su interior, trazadas
por la impericia de algún dios.
 
 
 

RODOLFO HÄSLER

  


 

El trayecto es fulminante,

pronostica no se sabe cuánto asombro,

deja un costurón a la vista —

en un taxi, muriendo la tarde,

atravieso un paisaje reconocible,

olivos mochos,

ropa tendida en las solanas,

tintineo de cucharillas en los cafés,

chirriar de llantas, luces amarillas,

desata la palabra viento,

las piedras son blancas.

 


ALEYDA QUEVEDO ROJAS

   


El amor es un extraño culto

  

Como un oficio sagrado
recojo las piedras de tu cuerpo
para echarlas al destino
sin saber
que no hay
tú ni yo
en la batalla de babel
donde los cuerpos
son aguijones candentes
que se hunden
hasta las más íntimas emociones
multiplicándonos
en fósforos y partículas
que mueven el paraíso
Amarse, gruta
de falsos paraísos
devorando nuestro tiempo
Amor provisional
atravesado por balas
de la tarde,
sobresalto del deseo

Oficio sagrado
ese del desamor.

 

 

De: “Huesos de pescado”
 

AMARÚ VANEGAS

 

 

Álbum

 

 

Volví a las calles niñas,
pasé extranjera en un auto a 40 km por hora,
las veredas parecían fotos desteñidas.

Vi más pequeña la avenida donde por primera vez
me llegó la menstruación. En esas calles
besé la primera vez
y lloré la primera despedida.

Todavía existen
el camino de piedra que lleva al colegio y
el árbol cargado de mandarinas engañosas,
ácidas hasta el llanto.

Lo más complejo es el filo de la montaña
donde caminé con mi padre los sábados de mi infancia.
A ese lo vi con ojos nuevos, no los míos de entonces,
no los de ahora.

Tal vez, hoy decida saltar al barranco
y terminar la historia. Así es como una detonación.