"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 8 de agosto de 2019
MARÍA MERCEDES CARRANZA
Maldición
Te
perseguiré por los siglos de los siglos.
No
dejaré piedra sin remover
Ni
mis ojos horizonte sin mirar.
Dondequiera
que mi voz hable
Llegará
sin perdón a tu oído
Y
mis pasos estarán siempre
Dentro
del laberinto que tracen los tuyos.
Se
sucederán millones de amaneceres y de ocasos,
Resucitarán
los muertos y volverán a morir
Y
allí donde tú estés:
Polvo,
luna, nada, te he de encontrar
CONRADO NALÉ ROXLO
Se nos ha muerto un sueño
Carpintero,
haz un féretro pequeño
de
madera olorosa,
se
nos ha muerto un sueño,
algo
que era entre el pájaro y la rosa.
Fue
su vida exterior tan imprecisa
que
sólo se lo vio cuando asomaba
a!
trémulo perfil de una sonrisa
o
al tono de la voz que lo nombraba...
Mas
qué te importa el nombre, carpintero,
era
un sueño de amor, tu mano clave,
pronto
las tablas olorosas, quiero
enterrar
hondo el sueño flor y ave.
¡Al
compás del martillo suena un canto!
«No
vayas al campo santo,
porque
los sueños de amor
no
mueren, se muda en llanto
su
forma de ave y de flor».
JORGE EDUARDO EIELSON
JESÚS DAVID CURBELO
Poética
Si
acaparamos todas las palabras
descubrimos
la lengua.
Es
mejor abstenernos
de
goce tan trivial
y
que nos quede
la
idea del poema
temblando
en la visión del porvenir.
SERGIO BRICEÑO
Lamento
Versos
sordos y mudos:
no
tendrán los arrestos
para
sobrevivir
y
vagarán idiotas por tu sangre.
A
señas entablarán
sus
relaciones.
Versos
tan imperfectos
tan
rengos
tan
infieles.
La
mitad
se
quedó en la matriz.
Y
aquel que los parió
no
pudo ya engendrar
mas
que murmullos
sangrientos
balbuceos.
VÍCTOR MANUEL MENDIOLA
La enredadera
Recostado
en la hierba del jardín,
me
llamó la atención la enredadera.
Levanté
con las manos la cabeza
para
mirar su impulso de raíz.
Y
supe que en su fuga se concentran
los
ritmos de las sombras y un fluir
de
insectos en las hojas. Comprendí
por
ella la salud de la sorpresa.
Incorporé
la espalda ante el prodigio
de
la verde cortina vegetal.
Me
sacudió su exuberancia en orden.
Y
entendí su silencio primitivo,
su
terca lentitud de oscuridad,
sus
notas graves y su fuga enorme.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)