"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 25 de febrero de 2016
JUAN RAMÓN ORTIZ GALEANO
¿Ojos
abiertos?
¡Que
diáfana es esta mañana en el campo!
¡qué deslumbrante su ojo de fuego
tejiendo en mis manos
la Luz imborrable!
Efímeros, mi cuerpo y talante
se regocijan en la magnitud,
en la presencia tibia y remota
de su cuerpo invulnerable.
No quiero mirarlo, ni preciso hacerlo,
me basta sentir, en toda mi humanidad,
el tacto dulce y perfecto
de su manantial inagotable.
¡qué deslumbrante su ojo de fuego
tejiendo en mis manos
la Luz imborrable!
Efímeros, mi cuerpo y talante
se regocijan en la magnitud,
en la presencia tibia y remota
de su cuerpo invulnerable.
No quiero mirarlo, ni preciso hacerlo,
me basta sentir, en toda mi humanidad,
el tacto dulce y perfecto
de su manantial inagotable.
De: "Patria Sangrante Aldea Enloquecida"
("¿Ojos abiertos?", poema seleccionado en el Concurso Carpe Diem del Centro de Estudios Poéticos y publicado en la antología Carpe Diem, Madrid, Septiembre 2011.)
CARMEN INÉS PERDOMO
Bosque
He
sentido tu lengua
como
una melodía.
Ten
piedad de los cantos que brotan
entre
la sombra.
De: Silencio en Llamas
LUIS ARMENTA MALPICA
[clavel
de todos]
Hace mucho silencio que el vidrio
de mis labios no se quiebra.
Este clavel ya no
me deja el agua
de la palabra rosa.
Ha
muerto mi madrastra
(quien
ungiera de alcohol lo que escribimos).
Sus ojos arrogantes
ya sin gritar porqué se clavan en las manos
y ese pecho
que tiene de infarto a la familia
los últimos cinco años.
Me llevó
varios duelos antes de sepultarla
y con
tal compasión (ella dijo insolencia) que soy más pobre en
rosas.
La piedra de sus puños aún
resuena en mi sangre
con
cada coz palada de ceniza que dejó por herencia
a quienes
no la amaron.
Este clavel nos
une para que deshojemos
el llanto de su envidia
y pueda seguir río que escuchamos
de cerca
pero ya no
nos hunde.
CESAREO MARTÍNEZ
La
realidad no es como la ves
La
realidad no es como la ves
El
claro fresco que percibes en este instante
Ni
siquiera como la vez que tu ojos la vieron
Nítida,
para perderse otra vez
Por
debajo de tu sordo mirar discurre alada
Como
ese río que alguna vez te prestó su voz
Súbita,
como el zarpazo de una fiera, te calza
Y
habrá transformado tu forma de mirar
La
realidad no es como la ves ahora, nítida y voraz
Y
jamás como la verás mañana, líquida y locuaz
Lejos
de tus ojos se desliza inconmovible
Y se
expresa con horror
La
realidad está allí, y no requiere de tus sentidos
Para
perderse otra vez
ADALBERTO GARCÍA LÓPEZ
Maríntimo
A Mirtha Sánchez:
tú lo has visto con
tus ojos,
yo a través de tus
palabras.
Y el
mar ha callado hace mucho tiempo
todo
su cementerio.
Llegada
la noche intenta lanzar un grito,
un
enmudecido grito en el rubor de la oscuridad
pero
sus muertos se lanzan a la orilla,
en
busca de piedra alguna para anclarse:
rasgan
la arena, las conchas, los cangrejos
porque
el mar se arrepiente de dejarlos ir
tras
coquetear con la orilla
(la
soledad es también inmensa para ella)
y los
jala con su red de espuma y sales
dentro
de sí,
muy
dentro de sí.
TOMÁS COHEN
Salmuera
Sabes
a mar, sabía el aire
que
al agua más grande
íbamos
para morir de sed.
Adentro,
secreto e inmenso aire
que
salaba en últimos besos
carne
seca para el viaje arduo.
Inmensa,
celeste herida
que
el dejar de mirar abre,
sueltas
nuestros días por años
como
sabuesos o lágrimas.
Inmensa,
celeste herida
que
el dejar de mirar abre,
retiras
al corazón de los ojos
como
al verdor de las ramas.
Adentro,
secreto e inmenso aire
de ti
a mí, iba en nuestro beso
por
dulzuras a un cuesco amargo.
Sabes
a mar, sabía el aire
que
nuestro fruto, como el sol,
inhalaba
su rubor para caer.
De: “Redoble del ronroneo”
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