[clavel
de todos]
Hace mucho silencio que el vidrio
de mis labios no se quiebra.
Este clavel ya no
me deja el agua
de la palabra rosa.
Ha
muerto mi madrastra
(quien
ungiera de alcohol lo que escribimos).
Sus ojos arrogantes
ya sin gritar porqué se clavan en las manos
y ese pecho
que tiene de infarto a la familia
los últimos cinco años.
Me llevó
varios duelos antes de sepultarla
y con
tal compasión (ella dijo insolencia) que soy más pobre en
rosas.
La piedra de sus puños aún
resuena en mi sangre
con
cada coz palada de ceniza que dejó por herencia
a quienes
no la amaron.
Este clavel nos
une para que deshojemos
el llanto de su envidia
y pueda seguir río que escuchamos
de cerca
pero ya no
nos hunde.
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