viernes, 15 de marzo de 2019


GUILLAUME APOLLINAIRE





El noviazgo

                                                                     a Picasso



La primavera deja errar a los novios perjuros
y que las plumas azules que sacude el ciprés
donde anida el pájaro azul se agiten como hojas.

Una Madona al alba ha cogido las rosas silvestres
y mañana vendrá a por los alelíes
para poner en los nidos de palomas que destina
a ese palomo que al anochecer parecía el Paracleto.

En el limonarcillo se enamoraron
con el amor que amamos las últimas en llegar.
Los pueblos lejanos son como párpados
Y entre los limones están sus corazones suspendidos.


Versión de Claire Deloupy

LOUIS ARAGON




Lo que dice Elsa



Me dices que estos versos son oscuros, y acaso
lo son, sin embargo, menos de lo que he querido.
Cerremos nuestra ventana sobre la felicidad robada,
          por miedo a que entre el día,
y vele para siempre la foto que deseaste.

Me dices nuestro amor si es que inaugura un mundo,
es un mundo en el que la gente gusta de hablar
                                                                sencillamente.
Deja allá a Lancelot, deja la Tabla Redonda,
          Ireo Virnana Esclarnionda,
que por espejo tenía una espada deformadora.

Lee el amor en mis ojos y no en las sombras.
No trastornes tu corazón con sus antiguos filtros.
Las ruinas a mediodía son solamente escombros.
          Ésa es la hora en que tenemos dos sombras
para mejor estorbar el arte de los románticos.

Tendría acaso la noche más encanto que el día.
Vergüenza para aquellos que ante el puro cielo no
                                                               suspiran.
Vergüenza para aquellos que, un niño de golpe no
                                                             desarma.
Vergüenza para aquellos que no tienen lágrimas
para un canto callejero una flor en los prados.

Tú me dices si tú quieres que te ame y te ame.
Es preciso que ese retrato que vas a pintarme
tenga como un verde nido sobre fondo de crisantemo.
             Un tema escondido en su tema.
Y une al amor el sol que ha de venir.


Versión de: María Dolores Sartorio


MARCO ANTONIO CAMPOS





Rosas



Las vi a diario, en los meses en flor,
en prados del jardín de aquella iglesia
que atenuaba las calles de Mixcoac,
ventana y pájaro del mundo leve,
nube y árbol para la nube sola,
mientras yo, picoteado fresno,
hacía versos de viajes y de libros,
de jóvenes amores infelices,
y creía que revolución y ética
podían darse la mano y ser bandera.
En el jardín umbrío o en el claustro
del amparo, las rosas eran llama,
hasta que un día, como un adiós perfecto,
la espina verde era la herida abierta.
Flor de luz en balcones provenzales.
Flor de adorno y desmayo petrarquista.
Flor helada en su veste de artificio.
Flor que halaga los versos de Ronsard
donde lozana semeja a la muchacha
que de bella hace faustos los salones,
pero que de no cortarse a tiempo
terminará marchita y recordando
los versos de Ronsard mientras se queja.
Asociaba eso en tardes melancólicas,
bajo los troenos o la adelfa en flor,
en prados del jardín de aquella iglesia
que atenuaba las calles de Mixcoac,
cuando el rayo cortaba en dos la alondra.


De: "Los adioses del forastero" 2002


NINA CASSIAN





Ejercicio por la mañana



Me despierto y digo: estoy perdida.
Es mi primer pensamiento al amanecer.
Así de bien empiezo el día
con este pensamiento mortal.

Señor, ten piedad de mí,
‒ es el segundo pensamiento, y luego
me levanto de la cama
y vivo como si
nada me hubiera pasado.


Traducción del rumano de Xavixu Montoliu


ANTONIN ARTAUD





Correspondencia de la momia



      Esa carne que ya no se tocará en la vida,
      esa lengua que ya no logrará abandonar su corteza,
      esa voz que ya no pasará por las rutas del sonido,
      esa mano que ha olvidado hasta el ademán de tomar, que ya no logra determinar el espacio
      en el que ha de realizar su aprehensión,
      ese cerebro en fin cuya capacidad de concebir ya no se determina por sus surcos,
      todo eso que constituye mi momia de carne fresca da a dios una idea del vacío en que la compulsión
      de  haber nacido me ha colocado.
      Ni mi vida es completa ni mi muerte ha fracasad0 completamente.
      Físicamente no existo, por mi carne destrozada, incompleta, que ya no alcanza a nutrir mi pensamiento.
      Espiritualmente me destruyo a mí mismo, ya no me acepto como vivo. Mi sensibilidad está a ras del suelo, y poco falta para que salgan gusanos, la gusanera de las construcciones abandonadas.
Pero esa muerte es mucho más refinada, esa muerte multiplicada de mí mismo reside en una especie de rarefacción de mi carne.
La inteligencia ya no tiene sangre. El calamar de las pesadillas da toda su tinta, la que obstruye las salidas del espíritu; es una sangre que ha perdido hasta sus venas, una carne que ignora el filo del cuchillo.
Pero de arriba a abajo de esta carne agrietada, de esta carne no compacta, circula siempre el fuego virtual. Una lucidez enciende de hora en hora sus ascuas que retornan a la vida  y sus flores.
Todo lo que tiene un nombre bajo la bóveda compacta del cielo, todo lo que tiene un frente, lo que es el nudo de un soplo y la cuerda de un estremecimiento, todo eso pasa en las rotaciones de ese fuego en el que se asemejan las olas de la carne misma, de esa carne dura y blanda que un día crece como un diluvio de sangre.
La habéis visto a la momia fijada en la intersección de los fenómenos, esa ignorante, esa momia viviente que lo ignora todo de las fronteras de su vacío, que se espanta de las pulsaciones de su muerte.
La momia voluntaria se halla levantada, y a su alrededor se agita toda realidad. La conciencia como una tea de discordia, recorre el campo entero de su virtualidad obligada.
Hay en esa momia una pérdida de carne, hay en el sombrío lenguaje de su carne intelectual toda una impotencia para conjurar esa carne. Ese sentido que recorre las venas de esa carne mística, en la que cada sobresalto es un modo de mundo y otra especie de engendrar, se pierde y se devora a sí misma en la quemadura de una nada errónea.
¡Ah! ser el padre nutricio de esa sospecha, el multiplicador de ese engendrar y de ese mundo en su devenir, en sus consecuencias de flor.
Pero toda esa carne es sólo comienzos y ausencias y ausencias y ausencia...
Ausencias.


De "Oeuvres complètes (Tome I)

Versión de Aldo Pellegrini


ÁLVARO CUNQUEIRO





2. Luz mojada le llegaba del mar...

                                                            A Ricardo Carballo



Luz mojada le llegaba del mar.
¡Qué claro el tiempo
para verla en la playa
con presencia de cosa!
¡Qué sencilla la tarde
para besarla en el pelo
con caricia animal y pura!
¡Luz mojada de sus ojos
llevaba el mar!


De: "Mar ao norde"

Versión de Vicente Araguas