sábado, 12 de enero de 2013

CLAUDIA POSADAS





Oraciones por la lluvia



¿Y si partiéramos a donde la lluvia nace
y libera luz madurada en su transparencia?

A donde la pureza quema la raíz del frío,
tus cabellos mojados sean la razón de mi serenidad,
y sólo una lluvia con su bautismo de abundancia.

Porque el relámpago cayendo al vértigo del mundo
encendería el fundamento de las piedras.

Pero sólo tengo esta oración de lluvia
que no viene del país de la lluvia

sino del golpe más profundo de la noche.

SILVIA TOMASA RIVERA





Los pechos de Magaly



Los pechos de Magaly
son dos enormes girasoles
que penden de su cuerpo.
Atropellan desconocidos
y se desbordan sin recelo.
La cintura no es estrecha,
pero la curva de sus caderas
es como para entrar en su vida
y no salir sobria.
Su monte de venus…
un inmenso clavel negro.
Yo quisiera leer los pechos de Magaly
y encontrar a Dios entre sus piernas.

NELLY SACHS






Quién vació la arena de vuestros zapatos...




¿Quién vació la arena de vuestros zapatos
Cuando debíais levantaros de la muerte?
La arena, la que Israel se llevó a casa,
¿Su arena errante?
Arena ardiente del Sinaí,
Confundida con las gargantas de los ruiseñores,
Confundida con las alas de las mariposas,
Confundida con el ansia de polvo de las serpientes,
Confundida con todo lo que se desprendió de la sabiduría de Salomón,
Confundida con el amargor del ajenjo secreto.

Oh vosotros dedos,
Que vaciasteis la arena de los zapatos de los muertos,
¡Mañana seréis polvo vosotros
en los zapatos de los que han de venir!

Versión de Javier Tubía

De “En las moradas de la muerte”


MAX AUB






Anónimo


Mordehai Mendil Ha-Leví, enfermero durante la guerra y aun meses después, periodista, me dio este texto. Vive en Jerusalén, trabaja ahora en un ministerio. Nunca quiso decirme nada acerca del autor. Estos fragmentos estaban escritos en inglés en una hoja tamaño oficio, doblado en cuatro sin que se pudiese saber dónde empezaban. Son, sin duda, esbozos para un poema futuro, de ahí las repeticiones.


Destruiste mi casa
mas no lograrás
levantar la tuya
sobre sus cenizas,
esta ceniza es mía;
ceniza palestina
no es ni será judía

Cuando lo seas no será tampoco judía

¡Palestino, sin saberlo, judío!

Sin huelgo lo decías
-¡ay, triste palestino!-
que, sin saberlo,
eras judío.
Cuando ceniza
seas, judío
no serás ceniza judía
sino palestina.
Me has vencido, mas no sabes por qué,
yo sí lo sé
y por qué ha sido.

Quedé con el cuidado,
abandonado.



JOSÉ LUIS HIDALGO






Después del amor



El zumo de la noche me gotea
con racimos de estrellas en la cara,
y madura mi frente su luz triste,
como una fruta sola sin su rama.

He perdido mi tronco; ardientemente
ha tajado el amor en sus entrañas
con un hacha sombría. En otro cuerpo
la ceniza enrojece de mi savia.

A solas con la noche me he quedado,
con mi carne tendida, fruta amarga.
y suena el corazón, bajo mi pecho,
con un crudo tañido de campana.

MINERVA MARGARITA VILLARREAL


   


Yo le ruego


Yo le ruego
le pido que construya un sentimiento
bajo la doble ruta
del arrepentido
Pero un sentimiento no se construye
brota como la hierba
y crece bajo el ojo del cielo
El sentimiento puede ser noche o ámbar
puede ser noche y ámbar
puede ser la doble ruta
del arrepentido
y puede
no arrepentirse jamás