Anónimo
Mordehai
Mendil Ha-Leví,
enfermero durante la guerra y aun meses después, periodista, me dio este texto.
Vive en Jerusalén, trabaja ahora en un ministerio. Nunca quiso decirme nada acerca
del autor. Estos fragmentos estaban escritos en inglés en una hoja tamaño
oficio, doblado en cuatro sin que se pudiese saber dónde empezaban. Son, sin
duda, esbozos para un poema futuro, de ahí las repeticiones.
Destruiste
mi casa
mas no lograrás
levantar la tuya
sobre sus cenizas,
esta ceniza es mía;
ceniza palestina
no es ni será judía
mas no lograrás
levantar la tuya
sobre sus cenizas,
esta ceniza es mía;
ceniza palestina
no es ni será judía
Cuando
lo seas no será tampoco judía
¡Palestino,
sin saberlo, judío!
Sin
huelgo lo decías
-¡ay, triste palestino!-
que, sin saberlo,
eras judío.
Cuando ceniza
seas, judío
no serás ceniza judía
sino palestina.
Me has vencido, mas no sabes por qué,
yo sí lo sé
y por qué ha sido.
-¡ay, triste palestino!-
que, sin saberlo,
eras judío.
Cuando ceniza
seas, judío
no serás ceniza judía
sino palestina.
Me has vencido, mas no sabes por qué,
yo sí lo sé
y por qué ha sido.
Quedé
con el cuidado,
abandonado.
abandonado.
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