"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 27 de noviembre de 2019
ADAN ECHEVERRIA GARCIA
Sin retorno
En
el eclipse
Consigue
navegar sin viento
La
oscuridad atrapa el oleaje
Todo
calla.
Ni
rastro de eternidad
El
barco
El abismo.
PEDRO MATA FONTANET
Celos
Tengo celos de ti, ¿por qué negarlo?
Tengo celos de ti; celos rabiosos
Celos de la sonrisa de tu boca
celos de las miradas de tus ojos.
Cuando yo no te oigo, ¿cómo hablas?
Cuando yo no te veo ¿cómo miras?
Cuando no estoy delante ¿cómo suenan
los aúreos cascabeles de tu risa?
Tú sabes que en los ojos de los hombres
hay miradas impuras
que unas veces parece que acarician
y otras veces parecen que desnudan.
Cuando un hombre te mira de ese modo
cuando te envuelve una mirada de esas
y sientes que resbala por tu cuerpo
¿qué es lo que piensas,dí, qué es lo que piensas?
Cuando tengo mis manos entre tus manos
yo sé como tu carne se estremece
cuando es la otra mano que te oprime,
¿qué es lo que sientes, dí, que es lo que sientes?
Yo puedo adivinar qué pensamientos
laten en ti cuando de mí te acuerdas
cuando es de otro el recuerdo que te asalta
¿qué es lo que sueñas, dí, qué es lo que sueñas?
Yo te he visto mil veces temblorosa
ante el fervor de mis ardientes frases,
con los divinos ojos entornados
y los húmedos labios anhelantes.
Embaída de amor, desvanecida
cuando yo soy el que de amor te habla,
si las palabras son las mismas, dime;
¿cómo te suenan de otros las palabras?
Tú juras que me has dado
tu corazón, tu cuerpo y tu cariño
pero nunca sabré si tras tus ojos
se esconde un pensamiento que no es mío.
¡Y qué me importa tu cariño entonces!
¿Qué vale la escultura de tu cuerpo?
¡Si son los pensamientos de tu alma
como villanos que arrebata el viento!
Tengo celos de ti, ¿por qué negarlo?
Tengo celos de ti; celos rabiosos
Celos de la sonrisa de tu boca
celos de las miradas de tus ojos.
Cuando yo no te oigo, ¿cómo hablas?
Cuando yo no te veo ¿cómo miras?
Cuando no estoy delante ¿cómo suenan
los aúreos cascabeles de tu risa?
Tú sabes que en los ojos de los hombres
hay miradas impuras
que unas veces parece que acarician
y otras veces parecen que desnudan.
Cuando un hombre te mira de ese modo
cuando te envuelve una mirada de esas
y sientes que resbala por tu cuerpo
¿qué es lo que piensas,dí, qué es lo que piensas?
Cuando tengo mis manos entre tus manos
yo sé como tu carne se estremece
cuando es la otra mano que te oprime,
¿qué es lo que sientes, dí, que es lo que sientes?
Yo puedo adivinar qué pensamientos
laten en ti cuando de mí te acuerdas
cuando es de otro el recuerdo que te asalta
¿qué es lo que sueñas, dí, qué es lo que sueñas?
Yo te he visto mil veces temblorosa
ante el fervor de mis ardientes frases,
con los divinos ojos entornados
y los húmedos labios anhelantes.
Embaída de amor, desvanecida
cuando yo soy el que de amor te habla,
si las palabras son las mismas, dime;
¿cómo te suenan de otros las palabras?
Tú juras que me has dado
tu corazón, tu cuerpo y tu cariño
pero nunca sabré si tras tus ojos
se esconde un pensamiento que no es mío.
¡Y qué me importa tu cariño entonces!
¿Qué vale la escultura de tu cuerpo?
¡Si son los pensamientos de tu alma
como villanos que arrebata el viento!
JUAN GUSTAVO COBO BORDA
André Bretón
Elijo
la fatalidad escojo lo que ha de matarme
acaricio
senos desnudos de toda culpa
más
tantos días grises hechos de ramplonería y aburrimiento
quién
los impone
allí
donde ni siquiera el relámpago trivial
desgarra
estos ojos
tan
habituados a convivir con el reverso de las cosas
abomino
también de las aguas estancadas del recuerdo
de
todo cuanto es trunco y desfallece
el
deseo está delante mío
me
espera con los brazos abiertos
se
tiende para recibirme
y
es ya la tierra evaporándose en el aire
y
es ya el aire que adquiere la forma de tu cuerpo.
GERARD MANLEY HOPKINS
La grandeza de Dios
El
mundo está cargado de la grandeza de Dios.
Flamea
de pronto, como relumbre de oropel sacudido;
Se
congrega en magnitud, como el légamo de aceite
Aplastado.
¿Por qué pues los hombres no acatan su vara?
Generaciones
han ido pisando, pisando, pisando;
Y
todo lo agosta el comercio; lo ofusca, lo ensucia el afán;
Y
lleva la mancha del hombre y comparte del hombre
el olor: el suelo
Se
halla desnudo, ni el pie, calzado, puede ya sentir.
Y
con todo esto, natura nunca se agota;
Vive
en lo hondo de las cosas la frescura más amada;
Y
aunque las últimas luces del negro occidente partieron,
Oh,
la mañana, en el pardo borde oriental, mana;
Pues
el Espíritu Santo sobre el corvado
Mundo
cavila con cálido pecho y con ¡ah! vívidas alas.
1877
EDGAR LEE MASTERS
Chase Henry
En
vida fui el borracho del pueblo.
Cuando morí el cura no quiso sepultarme
en el Campo Santo,
lo cual me favoreció
porque los protestantes compraron el lote
y enterraron mi cuerpo aquí,
cerca de la tumba de Nicholas, el banquero,
y su esposa, Priscilla.
Observad, almas prudentes y devotas,
las contracorrientes de esta vida
que honran en la muerte
a los que en desgracia vivieron.
Cuando morí el cura no quiso sepultarme
en el Campo Santo,
lo cual me favoreció
porque los protestantes compraron el lote
y enterraron mi cuerpo aquí,
cerca de la tumba de Nicholas, el banquero,
y su esposa, Priscilla.
Observad, almas prudentes y devotas,
las contracorrientes de esta vida
que honran en la muerte
a los que en desgracia vivieron.
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