André Bretón
Elijo
la fatalidad escojo lo que ha de matarme
acaricio
senos desnudos de toda culpa
más
tantos días grises hechos de ramplonería y aburrimiento
quién
los impone
allí
donde ni siquiera el relámpago trivial
desgarra
estos ojos
tan
habituados a convivir con el reverso de las cosas
abomino
también de las aguas estancadas del recuerdo
de
todo cuanto es trunco y desfallece
el
deseo está delante mío
me
espera con los brazos abiertos
se
tiende para recibirme
y
es ya la tierra evaporándose en el aire
y
es ya el aire que adquiere la forma de tu cuerpo.
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