jueves, 23 de julio de 2015

ALICIA SALINAS


 

Intenciones


Esta vez seré yo
la que te cuente las mentiras
la que al oído
insinúe
seduzca
soborne
y saboree
plácida
los bordes tuyos
sin reserva.




 

MARIO BENEDETTI


 

3

 

los pies de lluvia
nos devuelven el frío
de la desdicha


 

JUAN BOSCÁN


 

Como aquel que en soñar gusto recibe...

 

Como aquel que en soñar gusto recibe,
su gusto procediendo de locura,
así el imaginar con su figura
vanamente su gozo en mí concibe.

Otro bien en mí, triste, no se escribe,
si no es aquel que en mi pensar procura;
de cuanto ha sido hecho en mi ventura
lo sólo imaginado es lo que vive.

Teme mi corazón de ir adelante,
viendo estar su dolor puesto en celada;
y así revuelve atrás en un instante

a contemplar su gloria ya pasada.
¡Oh sombra de remedio inconstante,
ser en mí lo mejor lo que no es nada!

 

GONZALO MILLÁN


 

7.

 
 
Otoña en la ciudad.
Las hojas enrojecen.
Las hojas amarillean.
Caducan las hojas.
Las hojas caen.
La hojarasca es inútil.
No cae la Junta.
El tirano no cae.

Sopla el viento.
Las hojas vuelan.
El viento barre las hojas.
Remolinean las hojas secas.
En el río hay remolinos.
Hojas rojas flotan en el río.
Revolotean hojas de diarios.
Revolean las aves.

El río sigue su curso.
El otoño sigue al verano.
Siguen mis pasos.
Se acortan los días.
Se alargan las noches.
Abril sigue a marzo.
Alargan el toque de queda.
Alargan el estado de sitio.
Abril cuenta con treinta días.
Abril es el cuarto mes del año.
Pasan los días.
Cae otra hoja del calendario.
 

De “La ciudad”

 

CÉSAR CALVO

 

Homenaje a Freud

Tú dirás que en el vientre de mi esposa
aguardé nueve meses para nacer, y es cierto
que he nacido, pero luego
como que nos dejaste confundidos
hablándonos del mar desde tu tina
de porcelana rosa, Segismundo, mi viejo.

De “Pedestal para nadie”

 

 

CONCHA MÉNDEZ


  

En una tarde, como tantas tardes...

 

En una tarde, como tantas tardes,
y en un gran parque de ciudad lejana,
para evadirse del rumor ajeno
conmigo misma paseando estaba.

Era el frescor intenso, se veían
sobre los verdes las señales de agua,
agua primaveral que da a la tierra
cierta sensualidad que nos exalta.

En un remanso del florido parque,
junto a un banco de piedra verde y blanca,
un gran rosal lucía en la penumbra
-la tarde ese momento declinaba-.
Me senté a reposar y ancho perfume
sentí que en mis sentidos se adentraba.
y se me vino al alma extraña angustia.
El ala de un recuerdo aleteaba...
¡Ah, sí, ya. sé!... ¡Perfume de unas rosas!...
¡Otro país!... ¡El mío!... ¡Ya llegaba
a comprender por qué!...
                              ¡Era en sus brazos
donde un perfume igual yo respiraba!