viernes, 29 de julio de 2022


 

TRUMBULL STICKNEY

 

 

 

[Y, al llegar el último día, el Hombre…]

 


Y, al llegar el último día, el Hombre estaba solo

durante el amanecer del mundo destrozado,

esperando cómo de cada cosa habría de surgir

el Retorno del Señor. Y, miren, no llegó

 

Nadie, -Pero sin diferenciarse de cada reino

de tierra y aire y agua, creciendo más

y más violento, agudo, pesado, un rugido

perturbó de entre la atmósfera amarillenta

 

Sus oídos; y mientras buscaba, aterrado

una bestia de formas innumerables,

el chillido creció entre todas las sombras, hasta

que era un quejido de pasto por la tierra.

 

De repente, en lo humano de la bestia

la angustia de ambos, pues el hombre irguió su lanza,

y, como no existía agua que beber, la sed,

se disparó vital y compresa. -Mientras caía él,
Debajo en el Este que bellamente surgía

vio a la última irisada serpiente marina

que, con la lanza traspuesta, aún era capaz

de empujar al sol hacia dentro del muerto mar.

 

Versión de Sergio Eduardo Cruz

AL-KHANSA

 

 

Oh, mis ojos

 

 

Oh, mis ojos derramaron lágrimas generosamente.
¿No llorar por Sakhr, el generoso?
¿No derramar lágrimas por el joven audaz,
alto y bien parecido que poseía
cualidades de liderazgo y condujo a su pueblo?

 

 

MAMTA SAGAR

 

  

Nuevamente llueve

 

 

Yo y él
mojándonos en la distancia de nuestros cuerpos soldados
Y yo recordando
Los bosques densos y oscuros de su patria.

Grandes árboles,
Nidos de amor en cada rama
“llueve así también allá”
susurra él en mis oídos
sus negros y rizados mechones
juegan sobre mi frente
y susurro
“llueve así aquí también”

Un relámpago irradia en los ojos
Y el deseo llueve

Mi aliento caliente
juguetea sobre él
Su sonrisa juguetea sobre mis labios
La lluvia espera afuera
Mientras esperamos mojarnos dentro
Él la lluvia dentro de mí
Yo la lluvia dentro de él
Y sin

aquí
ahora
Sus recuerdos se derraman como lluvia
Como un sueño olvidado retornando
fragancia de su amor
Y allá gotas
Mi recuerdo en su corazón

La lluvia cae
Aquí y allá.

  

Versión de Nelson Roque Valdés

 

 

SIGURBJÖRG THRASTARDÓTTIR

 

 

Novia 4


ella llegó al pueblo
esta mañana
con la bruma ella

es el tipo de mujer
que a todos le suena
como
eva como la artista róska la virgen maría

ella lleva
un vestido de blanco inmaculado con algodón de azúcar
en la mano

y los ojos son de un azul verdoso como
américa

 

 

ROSAMEL DEL VALLE

 

  

Lámpara detrás del muro

 

 

Sitiado de vellones en movimiento
Imagen que la memoria me deja caer.
El tiempo nada en un color de atmósfera
O vuelo de sombras despiertas,
Guiado por lámparas de negro andar.
Las tribus aparentan descanso en tus huesos.
Nada te es familiar si no viene
Desde la cascada de ritos de la sangre desaparecida.
Piedras de lenguas habitan en tu imagen de siempre,
Imperturbable cabeza de sonámbulo.
Vivo en piel rayada por signos,
Historias de muertos en los laberintos del pecho.
Fantasma con oído destrozado,
Fantasma con pies de aureola,
Fantasma sentado en largas raíces,
Esperas bosques ausentes y minerales de sueño,
Cascadas de cuello de garza abandonada,
Raíces que leen su diario bajo tierra,
Angustia de cielos colgantes que destruyen tu boca
Mientras el humo se reclina en hojas de uñas ciegas,
Y pasan coronas de agua, coronas de soles, coronas
De animales asidos a la sangre de los años.
Habitante del alba prendida en tus cabellos,
Habitantes de las mañanas que lamen viviendas y sueños,
Habitante de las tardes, danza de gotas de hilo a hilo, gota a gota,
Y de la noche con puertas de vidrio abiertas al miedo.

 

 

TOMÁS LAGO

 

  

Sombra paralela

 

 

Corre el tiempo velozmente
como si ocho caballos lo arrastraran
al lado de la frente en lo informe donde
las escamas del sueño acrecienta entre si
debajo de su sombra cuya tela ha tejido
de estigmas corazones muertos polvo funerario

Los enemigos del otoño
llevan un color verde en los hombros
sí, como los soldados,
su trozo guarda a lo lejos el natalicio del tiempo

Vuelve vuelve a tu mitad desprendida
tiempo olvidado vestíbulo amoroso
tu parte rigen pálidas tus cifras metales
que se alimentan de puntos y rayas rojas

Lo rápido lo inválido lo pequeño
lo que se aproxima a no existir
ay, el invierno su pezuña negra.