martes, 14 de septiembre de 2021


 

SAM PINK

 


 

Elegí un bando

 

 

Vi pasar a una persona
vestida para el trabajo
y a un vagabundo
sentado en la vereda.
Y me imaginé
lo locos
que debían verse
el uno al otro.
Después
cuando pasé caminando
esperaba que el vagabundo gritara:
“¡Elegí un bando!”

 

PABLO ROMAY

 

  

Párate, quiero darte un abrazo

 


Mi cuerpo es tu casa

tu cuerpo es mi hogar

en él me acuesto

me duermo, me meto

como hormiga me subo a tu cuerpo

recorro tus brazos

te hago cosquillas,

en tu ombligo juego

de tu piel respiro

de tu boca como

de tus senos bebo

en tus nalgas me detengo a descansar.

Como pájaro sobre Laurel de la India,

en tu cuerpo me refugio.

 

 

JAIME HUENÚN

 

  


Puerto Trakl

(fragmento)

 

 

“Y si vienes a morir a Puerto Trakl,

no bebas de mi vino”, dijo el tabernero.

Este bar no es la morgue de los ángeles

ni el cementerio de los fantasiosos.

Muchos hombres han cruzado el océano

por un jarro de cerveza, por una copa

de ginebra caliente.

Nadie aquí tiene patria ahora y navegar

cansa más que la nostalgia y el amor.

Escucha, solo escucha el estruendo del oleaje,

mientras el mirlo clama

entre las ramas y el viento.

 

Como una manera triste de predecir

miro el paso de las nubes sobre el puerto.

Sé que mi suerte no está

en ninguno de esos nimbos que regresan al mar

movidos apenas por el viento de la literatura.

“Profetizar me asquea”, podría decir

y, sin embargo, allá va mi vida,

sobrepasada por pájaros que llevan

todo el tiempo del mundo entre sus alas.

 

Una mujer escrita en la arena,

soñada por torvos marineros desaparecidos.

La longitud de su pelo alcanza

los oscuros ojos de los peces yacentes.

El musgo de su sombra cubre

las roídas murallas de los astilleros.

“La felicidad es una sombra”, dice

mientras la tormenta imaginaria inunda

los quebrados ventanales del puerto.

 

 

De: “Puerto Trakl”

 

EDUARDO LLANOS MELUSSA

  

 

A los compañeros de una generación presunta

 


Colegas, cohabitantes de la misma caleta, malabaristas
del mismo circo pobre en que hoy yo desnudo mi rostro:
afinemos y afilemos este idioma
para el poeta que vendrá
y que será más grande que nosotros
-nosotros los que extraviamos el camino a cada rato,
los que escribimos en vitrina sin siquiera darnos cuenta-.
Trabajemos, hermanos, por el poeta que vendrá,
dignifiquemos este oficio
que también es más grande que nosotros.

 

 

VICENTE GALLEGO

   

 

La visita 

                                                  A Francisco Brines





Esta tarde he escuchado
otra vez sus pisadas a mi espalda,
he notado su aliento al abrir una puerta,
y sus huellas están en mis viejos papeles.
Aunque no puedo verlo,
hace tiempo que siento su presencia inquietante
cuando me quedo solo, cuando paso las horas
encerrado entre libros y palabras.
Sus lamentos me llegan confundidos
con el viento que gira en la terraza,
y oscurece su sombra en los espejos.
¿Qué tengo una deuda?.
Mientras sigo escribiendo escucho un llanto.
Y no puedo pagarla.
Mientras sigo escribiendo va muriéndose el día
como una advertencia.
¿que el plazo ha vencido?.
Su tristeza es un ruido que perturba mi vida,
sus reproches se adaptan al sonido
de este vaso con hielo, y a la tarde de otoño,
y al rasgar de esta pluma en el papel
donde ensayo lamentos y disculpas.
¿que tengo una deuda?.
¿que el alma de un muerto penar? por mi culpa.
Ha llegado la noche, y a través del espejo
en que se ha convertido la ventana,
unos ojos sin vida me contemplan.
¡Si yo hubiera podido-les explico-, si yo hubiera sabido!
Y no supe pagarla.
A través del cristal unos ojos me acusan:
son los ojos de un niño que jamás me perdona
el haber confundido su futuro y sus sueños
con la vida sin sueños, con el triste futuro,
de ese hombre que ahora
teme al vidrio y esquiva su mirada.





LILIAN SERPAS

 

  

MICROGRAMAS DE NIEBLA

 

 

6

 

Amor: Alma a lo lejos
persiguiendo la ruta
que ha rubricado el cielo.

 

De: “Huésped de la eternidad”