lunes, 7 de marzo de 2022


 

PATO VALDIVIA

 


 

Sincero positivo

 

 

Ya no basta moralizar
ya no basta pontificar
porque para fin de siglo
millones perecerán.

De nada me sirve
vendarme los ojos
de nada me sirve
creer que es para otros
y cerrar la puerta
de nada me sirve
porque va creciendo
el mal de fin de siglo.

Síndrome de muerte
cuido mis amores
síndrome de muerte
libre y protegido
mis amores
sincero positivo.

Nos malquiere y acecha
el más duro enemigo
el dolor más odioso
al amor conferido.

Siembra crueles designios
infectando cariños
da al amor un delirio
al horror nos margina.

De caer un día malherido
hipodérmico y fatal
quiero que estés a mi lado
porque muchos me abandonarán.

Síndrome de muerte
cuido mis amores
sincero positivo.

 

 

MAROSA DI GIORGIO

 

  

Los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio…

 

 

Los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio;
otros, con un breve alarido, un leve trueno. Unos son
blancos, otros rosados, ése es gris y parece una paloma,
la estatua de una paloma; otros son dorados o morados.
Cada uno trae -yeso es lo terrible– la inicial del muerto
de donde procede. Yo no me atrevo a devorarlos; esa carne
levísima es pariente nuestra.
Pero, aparece en la tarde el comprador de hongos y
empieza la siega. Mi madre da permiso. El elige como un
águila. Ese blanco como el azúcar, uno rosado, uno gris.
Mamá no se da cuenta de que vende a su raza.

 

 

LEWIS CARROLL

 

 


 

Jabberwocky

 

 

Era la queda, por entre las ondas
Las morenas lucían sus colores.
Las ninfas en el rio, en el solar las pacas,
Refocilábanse. Un chambergo picaba caracoles.

— Del Jabberwocky debes cuidarte, hijo.
¡La garra que desgarra; la quijada que come!
Evita al pajarraco. Y guárdate, hijo
Del basilisco y del lugar que él ronde

Con firme mano empuña la tizona;
Hacia el monstruo feroz, valiente corre;
observa y reflexiona, tras el tronco.
De un sicómoro enorme.

Y mientras permanece pensativo,
Viene el dragón rugiendo por el bosque.
Despide llamaradas por los ojos,
Y el cuello se le hincha como un odre.

Y la tajante espada,
Mandoble tras mandoble,
Corta de un tajo al monstruo la cabeza
Que cual trofeo, ante su madre expone.

— Al Jabberwocky has dado muerte, hijo?
y temo que la alegría me trastorne!
¡Recorchos! ¡Caray! ¡Dame un abrazo!
¡Qué día tan feliz! ¡Eres un hombre!..

Era la queda, por entre las ondas
Las morenas lucían sus colores.
Las ninfas en el rio, en el solar las pacas,
Refocilábanse. Un chambergo picaba caracoles.

¡Lejos, adorado pensamiento!; no heriréis mi alma de nuevo.
El trabajo reclama mis noches en blanco, mis días agobiados;
si bien el recuerdo de una noche llena de sol
todavía me acosa y me mira,
¡cuando solitario recorro mis calles!

 

Nota: Lewis Carrol, seudónimo de Charles Lutwidge Dodgson

 

 

BASILIO SÁNCHEZ

 

 

La habitación cerrada

 

 

No hay azar esta vez,
sólo fidelidad, sólo constancia
en un lugar que intuyo
entre lo conocido y lo desconocido.

Mientras crecen los gatos del crepúsculo
y el jardín se oscurece, me doy cuenta
de que estamos allí,
uno al lado del otro en la penumbra
de una habitación en la que todo
nos parece cercano: las paredes, los cuadros,
el silencioso círculo de la madera.

Allí, en el desamparo de las casas
habitadas del mundo,
vivos en el sigilo de los muebles
y en los cielos abiertos por la imaginación de un hombre,
compartimos
la caída en el sueño de tu mano
sobre la inmensidad de otro vacío
que de pronto se colma.

Allí, mientras la noche
se arrastra lentamente debajo de la mesa
y los muros se enfrían,
alumbrados apenas por las cosas,
por su estremecimiento, por su reflejo último,
sólo estamos nosotros.

A la hora en que un hombre y una mujer descienden
por la única calle de dos gritos,
sólo el tiempo, el murmullo
de unas cuantas palabras en las profundidades
del agua de los labios.

 

 

 

OLIVER WELDEN

 

 

Ciudades

 

 

En esta ciudad nací varias veces
pero hay otras ciudades donde también nací,
Santiago, Benalmádena, Malmö
y en todas nací con el mismo nombre,
Welden, me llamaban en distintos idiomas
y en todos mi nombre se escuchaba similar,
Velden, Huelden, Güelden, Wendel.
He muerto varias veces en varias ciudades
que no nombraré.
Cuántas veces más moriré
y en qué ciudad ocurrirá mi muerte absoluta?
Benalmádena, Baton Rouge, Malmö?
Habrá una voz que me llame por mi nombre
en alguna de estas ciudades
de mi muerte absoluta.

 

 

ANTONIO LUIS GINÉS

 

  

Fugas en blanco

 

 

Dime quién pasará por cada lugar que hemos pisado,
qué vehículo cruzará puertos, carriles oscuros, se
detendrá en miradores, viajará hacia sitios que hace años
que no pronuncio. ¿Acaso no nos pertenece ni un trozo
de cada camino recorrido, queda al menos el surco de
nuestros dedos en la tierra?, ¿qué huella se recoge en
formol aunque una y otra vez nos venciera la certeza de
que el trayecto éramos, únicamente,
nosotros mismos?