"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 22 de noviembre de 2019
MARINA TSVETAIEVA
Poema
De
piedra son unos, de arcilla otros —
¡Y
yo centelleo con luz argentina!
Traiciono
de oficio, Marina — mi nombre,
Soy
frágil espuma marina.
De
arcilla son unos, los otros de carne —
Para
ellos: ¡tumba y losa sepulcral!
—Bautizada
en la pila marina— y en el aire
Destrozada
sin fin, vuelo y sucumbo.
A
través de los corazones, a través de todo hilo
Mi
capricho se infiltra, penetra.
De
mí —esos rizos vagabundos: ¡miradlos!
No
se hará para nada sal terrestre.
Contra
vuestras rodillas de granito, triturada
Cada
ola me — ¡reanima!
¡Viva
la espuma, gloria a la espuma dichosa,
Viva
la alta espuma marina!
23 de mayo de 1920
JULIO TRUJILLO
Polipodio
El
frágil polipodio
es
una catedral de simetría,
un
grácil instrumento oximorónico.
Se
pasma en sus reflejos:
sí
es no,
no
es sí,
aquí
es allá y allá es aquí.
Es
el
hechizado de oponerse a sí.
LUCILLE CLIFTON
poema en alabanza de la menstruación
si
hay un río
más
hermoso que este
brillante
como la sangre
borde
rojo de la luna si
hay
un río
más
fiel que este
regresando
cada mes
al
mismo delta si hay
un
río
más
valiente que este
yendo
y viniendo en una oleada
de
pasión, de dolor si hay
un
rio
más
antiguo que este
hija
de eva
madre
de Caín y de Abel si hay en
el
universo tal río si
hay
algunos donde el agua
más
poderosa que esta salvaje
agua
reza
para que fluya también
a
través de animales
bella
y fiel y antigua
y
mujer y valiente
LÍBER FALCO
La moneda
Mira
cómo los niños,
en
un aire y tiempo de otro tiempo,
ríen.
Cómo
en su inocencia,
la
Tierra es inocente
y
es inocente el hombre.
Míralos
cómo al descubrir la muerte
mueren,
y ya definitivamente
ya
sus ojos y dientes
comienzan
a crecer junto a las horas
Deja
que ellos guarden sin saberlo,
el
secreto último de su inocencia
nuestro
último sueño, ya olvidado.
Cuando
todo termine,
deja
que un niño lleve
nuestra
única y última
moneda.
GEORG TRAKL
Mi corazón al atardecer
Por
la tarde se escucha el grito del murciélago.
Dos
caballos negros saltan por la pradera.
El
rumor del arce rojo.
En
el camino, aparece una taberna ante el viajero.
Delicioso
es el sabor del vino joven y las nueces.
Delicioso
es tambalearse, ebrio, por el bosque que
oscurece.
Por
entre las negras ramas resuenan campanas dolorosas;
Gotas
de rocío caen sobre el rostro.
JORGE ENRIQUE ADOUM
Conspiración
Dormimos
demasiado, se nos quedó el crimen
de
otro tiempo olvidado en los armarios
de
la noche, y hace cuánto habrán muerto
los
madrugadores padres iracundos.
Es
hora
de
gritar por la escalera, por el candado
de
esta historia, casa de huéspedes
donde
se paga por adelantado, en qué
sótano
están las ropas furibundas
de
los mártires, en qué alcuza clandestina
su
vinagre de varón desvanecido.
Baraja,
corta,
quita al rey intruso y a su sota
de
nuestro naipe pobre, háblale de Bonaparte,
haz
trampa, para que puedas odiarlo
todo
el día. Porque sólo nos queda
lo
que no tenemos, y una larga viudez
en
las arenas.
Contraseñas,
mediciones
del
furor agrupado y el azar, profecías
como
fogatas vivas bajo la lluvia: hay
una
sola mujer en el descanso, guarda
la
puerta de indecisión y sus bisagras,
para
adentro, celadora de nuestro voto
cejijunto.
Será
hermosa la ciudad,
su
álgebra nueva en el cuaderno
del
emancipado. Su campana acarreada.
Su
díscolo aguacero. Su adoquín. Su linterna.
Hablo
sólo del alba, voy de apuro en voz
baja,
no sea que nos oigan y atardezcan.
De: "Las ocupaciones
nocturnas", en Los cuadernos de la tierra
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