Mi corazón al atardecer
Por
la tarde se escucha el grito del murciélago.
Dos
caballos negros saltan por la pradera.
El
rumor del arce rojo.
En
el camino, aparece una taberna ante el viajero.
Delicioso
es el sabor del vino joven y las nueces.
Delicioso
es tambalearse, ebrio, por el bosque que
oscurece.
Por
entre las negras ramas resuenan campanas dolorosas;
Gotas
de rocío caen sobre el rostro.
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