Conspiración
Dormimos
demasiado, se nos quedó el crimen
de
otro tiempo olvidado en los armarios
de
la noche, y hace cuánto habrán muerto
los
madrugadores padres iracundos.
Es
hora
de
gritar por la escalera, por el candado
de
esta historia, casa de huéspedes
donde
se paga por adelantado, en qué
sótano
están las ropas furibundas
de
los mártires, en qué alcuza clandestina
su
vinagre de varón desvanecido.
Baraja,
corta,
quita al rey intruso y a su sota
de
nuestro naipe pobre, háblale de Bonaparte,
haz
trampa, para que puedas odiarlo
todo
el día. Porque sólo nos queda
lo
que no tenemos, y una larga viudez
en
las arenas.
Contraseñas,
mediciones
del
furor agrupado y el azar, profecías
como
fogatas vivas bajo la lluvia: hay
una
sola mujer en el descanso, guarda
la
puerta de indecisión y sus bisagras,
para
adentro, celadora de nuestro voto
cejijunto.
Será
hermosa la ciudad,
su
álgebra nueva en el cuaderno
del
emancipado. Su campana acarreada.
Su
díscolo aguacero. Su adoquín. Su linterna.
Hablo
sólo del alba, voy de apuro en voz
baja,
no sea que nos oigan y atardezcan.
De: "Las ocupaciones
nocturnas", en Los cuadernos de la tierra
No hay comentarios:
Publicar un comentario