jueves, 12 de enero de 2023


 

CHRISTIAN DÍAZ YEPES


  

Nada
Ningún escándalo mayor que el sol sobre esta tierra.
Nada tan punzante como solo pensar.
Nada
que se vislumbre al despertar. Arriba y abajo. A derecha e izquierda
nubla tus ojos lo real impalpable.
Entra en ti
como aparición en la nada.
Quemar las naves sería redundar.
Te dejas
perder en lo real.
Alguna vez
mecían las olas este lecho. Ahora nada
ora con los brazos alzados. Somos
lo que no sabíamos ser. Ora, pues no queda ningún miedo
y déjate llevar como un ciego.

 
 

WHIGMAN MONTOYA DELER

 



Doncella de hierro

  

Doncella de hierro

Te digo:

Se oscurece la tierra por tres clavos

por el sufrido y su herida

por el hijo.

Un acontecimiento

experiencia

representación

relato

teología del amor.

La luz y La Piedad de Miguel Ángel.

También se oscurece mi vida:

cientos de clavos en abrazo de mujer

la impiedad del hierro me recibe

otro sufrido y otra herida

otro hijo.

Algo ocurre.

¿Qué decirte?:

espanto

vacío

silencio

odio

oscuridad y La Apega de Nabis.

 
 

PATRICIA GUZMÁN

 


 

He de despertar a las criaturas piadosas

Es tiempo de que florezca la flor entera

Es tiempo de arrancarnos el pistilo del pecho

Que abra mis labios

Él, que no desdeña

Que su nombre fruto sea en mi mesa

 

De: “La casa de los afligidos”

 
 
 

KHAI Q. NGUYEN

  

 

A veces

 

 

a veces, fingimos que hace demasiado frío que
necesitamos nuestro calor
en la ducha
a través del vapor te guardo
tu piel
tus pies
tus brazos
tus sonrisas perversas
el vello de tus piernas
bajo mi mirada

te miro a los ojos y veo yo
el océano
donde puedo bucear
me miras y ves
fuego
de confusión enterrada
palabras no dichas, a veces somos
demasiado inocentes

bajo la lluvia de verano
andas en bicicleta
yo estoy empapado de agua
y de tu olor
en el portaequipajes de atrás
me veo vestido igual que tú
voilà, ahí, dos chicos de diecisiete años
y el silencio entre nosotros

dormimos bajo la misma manta
nuestros pies se tocan
nuestros momentos se enhebran en
el nazar azul de tu pecho

miro tu bóxer en el tendedero
balanceándose en el viento
quisiera serlo para
probar mi conocimiento de tus
pensamientos ocultos

a veces solo tu nombre basta ya
para mantenerme vivo
por las noches sin alma
mientras los gusanos me devoran


 

JUAN JOSÉ CASTRO MARTÍN

 

 

El último tren

(Gertrude Kolmar)

 


La oscuridad del bosque, la flor de la alambrada.
Allí habré de callar.
……………………………………Se avanza sin saber adónde
y se viene de alguna oscuridad para llegar a otra;
los hálitos se agolpan agrietados y pútridos,
día tras día, el viaje interminable, en pie
sólo el dolor sostiene.
……………………………………Allí habré de callar.
En los vagones, cuerpos junto a cuerpos, vagones yendo insomnes
del cuerpo que se adentra al extravío.
Avanza el tren en dirección contraria a nuestra sangre,
como ataúd inmenso gestando el exterminio
de quienes viajan.
…………………………………Y avanzamos, los árboles sonámbulos
en el frío, despiertos aúllan nuestra muerte,
sobre el ritmo quebrado de las bielas avanzamos,
…………………………………………………………………partiendo en dos la vida,
a través de los bosques devastados por el silencio a cuya belleza pertenezco
un instante, su desmayada música en los raíles suena.
En la nieve el olvido escribe su indeciso alfabeto

y las ramas calígrafas del cielo transcriben su secreta
percusión en mis huesos, gramática de copos
de mi respiración donde me voy haciendo transparente.

Allí para dormir el aire calcinado,
las chimeneas y torretas vigilarán nuestro ascender.
Barracones y barracones, y cuerpos sobre
…………………………………………………………………………………cuerpos
en jergones, en cámaras, en fosas, en la brisa
que alcanza el bosque, gélido viento matutino
que arrebata las briznas y hará soplar las médulas.
Silbarán, silbarán los huesos una rota música
que mi respiración repite y arpegian las alambradas.

No tendré miedo, tenue marzo, he de ser despertar en la espesura.

Desde qué oscuridad provengo, de lo oscuro a lo oscuro
la carne viaja: polvo, ceniza, vuelo, nube,
lluvia o copo, retorno en la memoria de las hojas.

Estaré preparada para hacerme sustancia en mi dolor.
Gravitaré en el humo.
…………………………………………………En lo leve seré por fin mi nombre.


 

CARLOS CALERO

 

  

Entre un celeste y el verde

 

 

El hombre en su pequeña canoa rema hacia el fondo verde y el celeste desconsolado; rema hacia un dúo de colores que aletean amalgamados.
El remero viaja Enel recodo infinito del silencio y el agua.
Gira con fuerza, esquiva y vuelve a su recuerdo.
Sin detenerse, viaja en lo que llamamos tiempo con remo y bote absorbidos por el celeste y el verde, mientras el horizonte atisba la estela con e verde y el celeste a sus costados.
La pregunta está en cómo saber a dónde irá este hombre, si estamos con él en la embarcación donde alcanza un solo viajero.
Y cuánto durará en llegar al silencio, mientras se hunde en nuestros pensamientos.
Un verde y celeste navegan en estas aguas y esperan al que ya no existe en la canoa.