"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 8 de junio de 2016
ALFONSO REYES
Dos
horas para ti
I
Te
busco en la ciudad de piedra,
último seno todavía blando,
en la ciudad de piedra donde el cielo
se rompe en las paredes.
último seno todavía blando,
en la ciudad de piedra donde el cielo
se rompe en las paredes.
Los
árboles, labrados
en la plata del aire,
cuajan, entre cenizas de crepúsculo,
el temor esponjado de las aves.
en la plata del aire,
cuajan, entre cenizas de crepúsculo,
el temor esponjado de las aves.
Y el
río se dilata, sesgo y verde,
enfriado de brumas amarillas.
enfriado de brumas amarillas.
Niebla
en sangre de sol, la tarde rueda
-apenas- una hora.
-apenas- una hora.
II
Te
busco en la ciudad de piedra,
fugaz en los recodos de la tarde.
Vaga ondina del aire, tus cabellos
chorrean por el cielo de la calle.
fugaz en los recodos de la tarde.
Vaga ondina del aire, tus cabellos
chorrean por el cielo de la calle.
Y el
campo balancea
estrellas desiguales,
y en la evaporación de las esquilas
el cielo azul se colma de vocales.
estrellas desiguales,
y en la evaporación de las esquilas
el cielo azul se colma de vocales.
¿O si
te esconderás, amontonada
en la gruta de agua de mis sueños?
Tierna la noche, jadeando arrastra
-apenas - una hora.
en la gruta de agua de mis sueños?
Tierna la noche, jadeando arrastra
-apenas - una hora.
"Dos Horas para ti" (Constancia
poética, tomo X, pp.115-116)
ELA CUAVAS
Me
reconozco en esta casa
Para
Mónica Jaramillo
Estoy
sola con los lotos.
Cuando
el cristal se quebró
temí
al nido de las arañas
y no
encontré otro refugio.
Ahora
quiero regresar a la casa
pero
estoy empapada,
subo
la escalera y el humo me aturde.
Ahora
un sabor de vino fuerte,
ahora
un blues, creo que es Billie, no lo sé.
Creo
que amé o habité en esta casa;
he
encontrado mis monedas en la fuente,
trato
de recomponer mis fragmentos.
Mi
presencia en esta casa es un aleteo.
Sólo
un canto triste de ave.
Una
mujer se peina en el balcón,
las
estrellas lo anuncian;
creo
que me reconozco en esta casa.
ÁNGEL NUNGARAY
El
término está presente,
el espesor del cielo
es un indicio.
Y se mueve la memoria
como una estampida
de relojes.
el espesor del cielo
es un indicio.
Y se mueve la memoria
como una estampida
de relojes.
JONATÁN REYES
Ravenala
Fui
azul y negro, semen de la niebla
y tarareando sobre tumbas abandonadas
forme mi historia rasgada
y mientras descendía el sol
mi sangre levitaba
y tarareando sobre tumbas abandonadas
forme mi historia rasgada
y mientras descendía el sol
mi sangre levitaba
olvidando
la forma de las penas
el cloroformo soñó; tus ojos al ritmo de las velas
era un mar que de la nada oscilaba
pagano e iracundo, habite el fuego
la ceniza y tus cartas incendiadas
el cloroformo soñó; tus ojos al ritmo de las velas
era un mar que de la nada oscilaba
pagano e iracundo, habite el fuego
la ceniza y tus cartas incendiadas
fui y
no fui, rabieta y azufre, astrología desahuciada
bandido del néctar, la taxidermia restaurada
bandido del néctar, la taxidermia restaurada
¡Oye!
El crujir de mis huesos sobre los tambores del silencio
abre el alma y saca lo lastimado, escucha hondo y lamenta elevado
que fuimos reales cuando menos lo quisimos
y ahora que somos calvario y herida, el espíritu se derrama
cantando y deprisa
abre el alma y saca lo lastimado, escucha hondo y lamenta elevado
que fuimos reales cuando menos lo quisimos
y ahora que somos calvario y herida, el espíritu se derrama
cantando y deprisa
ANA CAROLINA QUIÑONEZ SALPIETRO
[Tu
siempre vas a ser la cría …]
Tu
siempre vas a ser la cría
Y yo
el macho
Y la
hembra
Todo
junto.
FÁTIMA VELÉZ
Primera
orilla
Alejando
al cuerpo
del
desprendimiento de sus partes
no
pudimos evitar que la marea descendiera
y
allí
un
hombre tendido
abierto
fragmentado
como
todo aquello que intentábamos salvar.
Acercamos
la mirada
La
limpiamos para confirmar que no fuera otra de sus manchas
-cuerpo
de hombre confirmamos-
y
entonces abrió su voz
abrió
su voz y dijo:
“eso
que otros han llamado abismo
es lo
que yo llamo tierra adentro”
Y si
la tierra tembló mientras él me miraba
no
fue porque en su cuerpo resucitaran mis raíces
fue
porque de nuevo los cielos eran fértiles
y
podíamos sembrar jardines que se ondulaban en la nada
porque
dimos vida a los mares que crecieron entre peces
porque
el cuerpo se mantuvo firme
y fue
evidencia
revelación
de
que entonces no era la tierra la que temblaba
sino
el silencio.
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