viernes, 18 de mayo de 2018


VILMA TAPIA





Estás diciéndome...



Estás diciéndome siempre
¿Quieres construirme una morada?
¿Quieres darme tú
la morada de mis sueños?

Detengámonos, entonces
en las hojas de una ancha arboleda
techo, lecho
y caminos exactos
para el aire, la luz y el agua
que se necesitan.

No nos demos ya lo dañoso
no lo traigamos dentro.
Que nuestro único exceso
sea el amor. 


ADRIAN SOTO





Sombras tras la tormenta blanca
(Klosterruine im Schnee)



Encontré un trono oscuro sobre la nieve,
estaba hecho completamente de cuervos
como la resonancia de un dios antiguo,
sus sombras ardían en la nieve hasta calcinarla.

Di un paso en seco
y los cuervos se dispersaron en un aleteo de luz…
en aquel lugar no existían más ecos.


ALFREDO R. PLACENCIA





Bienvenido sea (III)



Verán los siglos un drama...
un sangriento panorama
que a Dios mismo asombrará.

En la cima del Calvario
la hostia blanca de un lirio
de sangre se manchará...

Sobre un monte funerario
se consumará un martirio,
y una virgen llorará...

¡Oh, cuan triste panorama!...
¡Cuánta sangre tiene el drama
que ni el tiempo borrará!...

Pero duerme Tú, entretanto.
Tiempo sobra para el llanto.
Ya se llorará.



JAVIER ACOSTA





[Escrito en este papel]



Cuando ha llegado la poesía
pero no aún el poema

Cuando ha llegado la belleza
pero no aún la palabra

Cuando llega la voz
pero no aún mi aliento
Cuando aún escribo.


De: “Largo viaje al presente”

ISMAEL LARES





3



Estos versos
forman un poema,
el poema es un muchacho,
el muchacho saluda.
Saluda a un público invisible.


De: “Cuatro historias” del libro “La rebelión del anónimo”


RICARDO MOLINARI





Nao de amores

                                                                A Alfonso Reyes



Ya estoy harto de mar, de gente, de cielo;
de muerte, si Dios quiere.

Nadie podrá arrancarte de mí, sombra de sueño,
porque tengo pegada en el pecho toda tu noche
     de pasión horrible.

Dentro de días estaré en la llanura
para cubrir mi corazón de polvo,
el aire de arena. Nuestra sola muerte
olvidada en un paraíso seco.

(Si pudiera encontrarte. Si pudiera bajar a Río, esta noche;
andar por las calles oliendo las hojas gruesas de los árboles;
abandonarme en la tierra hasta llenarme de piojos. Distraído.)

No quiero mi idioma, mi otra vida; no quisiera
     llegar nunca. Volver si fuera posible

Magoas.

Esta noche ¡así! desprendido totalmente;
vuelto, devuelto, perseguido: ajeno mío
sin quererme. Caído en otra voz,
resbalado.

Mi corazón negándose al polvo,
ya detrás de tu cuerpo, del aire desterrado.


Bahía de Río de Janeiro, 25 de abril de 1933