"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 5 de junio de 2020
WANG WEI
El hueco del Muro Meng
Nuevo
hogar este Muro Meng
Viejos
árboles -algunos sauces murientes aún-
¿Y
quién vivirá aquí en el futuro
Para
aflijirse en vano por aquel que le precediera aquí?
STÉPHAN MALLARMÉ
Angustia
Hoy
no vengo a vencer tu cuerpo, oh bestia llena
de
todos los pecados de un pueblo que te ama,
ni
a alzar tormentas tristes en tu impura melena
bajo
el tedio incurable que mi labio derrama.
Pido
a tu lecho el sueño sin sueños ni tormentos
con
que duermes después de tu engaño, extenuada,
tras
el telón ignoto de los remordimientos,
tú
que, más que los muertos, sabes lo que es la nada.
Porque
el Vicio, royendo mi majestad innata,
con
su esterilidad como a ti me ha marcado;
pero
mientras tu seno sin compasión recata
un
corazón que nada turba, yo huyo, deshecho,
pálido,
por el lúgubre sudario obsesionado,
¡con
terror de morir cuando voy solo al lecho!
WALLACE STEVENS
El hombre de nieve
Uno
debe tener humor de invierno
Para
mirar la escarcha y las ramas
De
los pinos cubiertos de nieve;
Y
haber tenido frío durante mucho tiempo
Para
contemplar los enebros goteando hielo,
Los
toscos pinabetes en el distante brillo
Del
sol de enero; y no pensar
En
ningún misterio en el sonido del viento,
En
el sonido de unas cuantas hojas,
Que
es el sonido de la tierra
Llena
del mismo viento
Que
está soplando en el mismo lugar baldío
Para
el oyente, quien oye en la nieve,
Y
él mismo nadie, contempla
Nada
que no esté allí y la nada que allí está.
MARIO LUZI
Menage
Vuelvo
a verla, acompañada, distinta,
en
el cuarto más interno de la casa,
en
la densa luz filtrada por las cortinas, sin color ni tiempo,
con
las piernas recogidas sobre el diván, acurrucada
junto
al tocadiscos a bajo volumen.
"No
en esta vida, en otra", fulgura su mirada gozosa,
sin
embargo más evasiva, como afrentada
por
la presencia del hombre que la limita y aplasta.
"No
en esta vida, en otra", lo leo en el fondo de sus pupilas.
Mujer
capaz no sólo de pensarlo, de no tener la soberbia
certidumbre.
Y
no
está
la última de sus gracias
en
un tiempo como el nuestro, que tampoco le extraño
ni
adverso.
"Creo
que conoces a mi marido", y él despliega una
sonrisa
inoportuna,
pronta
y huidiza, como si quisiera quitársela de encima
y
mandarla hacia el pasado, tras una pared de niebla y años
y
al acercarse a mí tiene el talante de quien viene
al
tú por tú, entre hombres, al asunto.
"¿Qué
se puede obtener de los sueños?", me pregunta,
clavándome
sus ojos vacíos
y
blancos, no sé si de torturador en alguna villa triste
o
de gurú.
"¿De
qué tipo?", y la veo dedicarme una radiante ternura
a
través de su rubia mirada, fluida y sagaz,
medio
apiadándose de mí, creo, por hallarme bajo esas
zarpas.
"Al
acoger lo divino, los sueños de un alma madura
son
sueños que iluminan; pero en un nivel más bajo
son
indignos, sólo son expresión de lo animal", agrega,
fijando
sus ojos impenetrables, y no sé si ven ni hacia
dónde.
Aún
no entiendo bien si me interroga
o
sigue por su cuenta un discurso sin principio ni fin,
tampoco
si me habla con orgullo
o
si algo sombrío e inconsolable llora en sus adentros.
"Pero
para qué hablar de sueños", pienso
y
busco para mi mente un nido
en
ella, que está aquí, presente en este instante del mundo.
"¿Y
ella no está soñando?", prosigue, mientras sube
de
la calle
un
vidrioso griterío de niños que hiela la sangre.
"Quizá
la frontera entre lo real y el sueño...", murmuro
y
oigo la aguja de zafiro
en
los últimos surcos sin notas y el resorte del automático.
"No
en esta vida, en otra", exulta más que nunca
la
arrogante mirada de ella, derramando
una
luz insostenible y ostentando otros pensamientos,
los
del hombre que le da, deseándolos tal vez, las caricias
y
el yugo.
JULIO TRUJILLO
XX
¿Y
estribor y babor qué mar navegan,
acaso
a los costados
esa
agua llega ya desmenuzada,
hermosa
en sus detalles?
De: “Proa”
ANDRÉ BRETON
Silueta de paja
A
Max Ernst
Dame
joyas de ahogadas
Dos pesebres
Una cola de caballo y una manía de modista
Después perdóname
No tengo tiempo de respirar
Soy un destino
La construcción solar me ha retenido hasta ahora
Y ahora sólo tengo que dejarme morir
Pide el baremo
Al trote con el puño cerrado sobre mi cabeza que suena
Un fanal en donde se abre una mirada amarilla
También se abre el sentimiento
Pero las princesas se agarran al aire puro
Tengo necesidad de orgullo
Y de algunas gotas comunes
Para calentar la marmita de las flores enmohecidas
Al pie de la escalera
Divino pensamiento en el cristal estrellado del cielo azul
La expresión de las bañistas es la muerte del lobo
Tenme por amiga
La amiga de los hogueras y los hurones
Te mira en dos veces
Lee tus penas
Mi remo de palisandro hace cantar tus cabellos
Un sonido palpable abandona la playa
Negra por la cólera de las sepias
Y roja junto a la banderola
Dos pesebres
Una cola de caballo y una manía de modista
Después perdóname
No tengo tiempo de respirar
Soy un destino
La construcción solar me ha retenido hasta ahora
Y ahora sólo tengo que dejarme morir
Pide el baremo
Al trote con el puño cerrado sobre mi cabeza que suena
Un fanal en donde se abre una mirada amarilla
También se abre el sentimiento
Pero las princesas se agarran al aire puro
Tengo necesidad de orgullo
Y de algunas gotas comunes
Para calentar la marmita de las flores enmohecidas
Al pie de la escalera
Divino pensamiento en el cristal estrellado del cielo azul
La expresión de las bañistas es la muerte del lobo
Tenme por amiga
La amiga de los hogueras y los hurones
Te mira en dos veces
Lee tus penas
Mi remo de palisandro hace cantar tus cabellos
Un sonido palpable abandona la playa
Negra por la cólera de las sepias
Y roja junto a la banderola
Versión
de Manuel Álvarez Ortega
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