viernes, 14 de septiembre de 2012


SERGIO GARCÍA






Hermano mío…



Hermano mío,
que estas a la diestra del padre,
bendecido sea tu nombre;
guíanos al reino.

Permítenos el libre albedrío,
para ejercer nuestra voluntad,
en la tierra o en el cielo

Enséñanos a pescar,
para comer todos los días.

Intercede por nuestros pecados,
como nosotros intercedemos por quien nos ofende.

Compréndenos, si caemos en la tentación,
y ayúdanos a evadir el mal

Amén

FABIO MORABITO






Dime tú si no es cierto...


                                                        A Ethel


Dime tú si no es cierto
que el techo de esta casa
es todo de verdad,

que es la verdad más plena
de todo lo construido,
el muro en más reposo,

la redención de tantos
errores y desvíos,
la mano que disculpa,

el anhelado fin
de las hostilidades,
la prueba que buscábamos
desde el primer ladrillo.

De "De lunes todo el año" 1992

JULIO CORTÁZAR






Esta ternura



Esta ternura y estas manos libres,
¿a quién darlas bajo el viento ? Tanto arroz
para la zorra, y en medio del llamado
la ansiedad de esa puerta abierta para nadie.
Hicimos pan tan blanco
para bocas ya muertas que aceptaban
solamente una luna de colmillo, el té
frío de la vela la alba.
Tocamos instrumentos para la ciega cólera
de sombras y sombreros olvidados. Nos quedamos
con los presentes ordenados en una mesa inútil,
y fue preciso beber la sidra caliente
en la vergüenza de la medianoche.
Entonces, ¿nadie quiere esto,
nadie?

RAMIRO FONTE





Promesa



Quizá fuesen mejores
Nuestros corazones cuando eran frágiles
Y algún golpe de mar, o la noche de julio
Pudieran abrirles las calladas heridas
Que ahora, y para siempre, llamaremos nostalgias.
Quizá fuesen mejores cuando eran
Cual regatos ligeros o lluviosas tardes
Que mojaban la infancia y partían
Un dominio común; un valle abierto,
Inmensos arenales, aquel balcón
Detenido en la presencia de pulidos geranios.
No eligieron barcos para partir lejos;
Ni la brisa liviana de un verano
Para que los apagase, con su fuego insumiso.
Semejantes a los hombres, desearon
A los árboles antiguos de esta tierra.

De Pasa un segredo, 1988

ISRAEL CLARA





Exilio de la nada



Te esperé entre los chopos y en los sauces,
en la tierra que acoge el limonero
y en los ríos que olvidan su sendero
y para hallarte crecen de sus cauces.

Te salvé de la nada y de sus fauces,
hice de tu recuerdo el compañero
que me dice en voz baja que te quiero
y te pide en voz alta que te encauces.

Te apacigüé en la tarde desahuciada,
en las noches hendidas por la luna
y en la cumbre del lobo más arisco.

Y te besé en tu boca recobrada
que retiene en la arena y en la duna
la sangre coagulada del hibisco.