sábado, 17 de octubre de 2020

ROQUE ESTEBAN SCARPA


  

 

Camarero de la soledad

 

 

La mesa está servida. Los platos se extienden

anhelantes. Ordenados cubiertos tiene aire

entristecido de plata. En una copa absorta

reluce sangre en abandono; abreviado en la uva

el sol desnudo está en la otra hermana.

Disimula su sed, en el cristal, el agua.

Arrodillada, la servilleta monja espera.

Escondido en tortuga de cobres solitarios

el pan mostrar quiere su ternura alba.

Silencio deja la silla ante esta duna

interminable, muchos años tendida.

Ningún comensal llega. Yo, sin embargo,

camarero de la soledad, a la esperanza sirvo.

 

DINA POSADA

  

 

 

Testamento

 

 


Porque fuiste reto desmedido

a esta alegría

que no me terminaba de nacer

y no teniendo a la vista

otra vida

sino la que desgastan

mis pasos y mis horas

te designo albacea

de mi último suspiro



PIER PAOLO PASOLINI

  

 


Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos...

 



Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos

sobre la frente, tú, pequeña luz,

absorta enrojeces mis papeles.

De adolescente ardía hasta el anochecer

junto a tu demacrada claridad, y eran extraños

los rumores del viento y el canto de los grillos solitarios.

Entonces en las estancias sin memoria

dormían los parientes, y mi hermano,

tras un delgado muro, estaba inmóvil.

Ahora tú, luz rojiza, no nos dices en dónde está

y, sin embargo, iluminas y suspira

el grillo en los campos desiertos;

mi madre se peina ante el espejo,

con un gesto tan antiguo como tu luz,

y piensa en aquel hijo ya sin vida.



OSIP MANDELSTAM

  

 

 

Epigrama contra Stalin

 



Vivimos sin sentir el país a nuestros pies,

nuestras palabras no se escuchan a diez pasos.

La más breve de las pláticas

gravita, quejosa, al montañés del Kremlin.

Sus dedos gruesos como gusanos, grasientos,

y sus palabras como pesados martillos, certeras.

Sus bigotes de cucaracha parecen reír

y relumbran las cañas de sus botas.

 

Entre una chusma de caciques de cuello extrafino

él juega con los favores de estas cuasipersonas.

Uno silba, otro maúlla, aquel gime, el otro llora;

sólo él campea tonante y los tutea.

Como herraduras forja un decreto tras otro:

A uno al bajo vientre, al otro en la frente, al tercero en la ceja,

al cuarto en un ojo.

 

Toda ejecución es para él un festejo

que alegra su amplio pecho de oseta.

 

 

Version de Jorge Bustamante García

 

PIERRE LOUYS

  

 


El deseo



 

Ella entró, y apasionadamente, los ojos

cerrados, unió sus labios a los míos y

nuestras lenguas se conocieron... Nunca hubo

en mi vida un beso como aquél.

 

Ella estaba de pie contra mí, toda amorosa

y complaciente. Una de mis rodillas, poco

a poco, se colocó entre sus muslos cálidos,

que cedieron como para un amante.

 

Mi mano deslizándose sobre su túnica,

buscaba adivinar el cuerpo desnudo que curva

a curva ondulante se plegaba, donde se combaba,

se atiesaba con los roces de la piel.

 

Con sus ojos en delirio, designaba el lecho,

pero no teníamos el derecho de amarnos antes

de la ceremonia de nupcias y nos separamos

bruscamente.

 

Versión de L.S

 

VLADIMIR HOLAN

   

 

 

Antes de nochevieja

 



¿Qué traerá el viento esta noche?

¿La lluvia, la nieve o una carta?

¿Una carta de quién? ¿Una carta buena o mala?

Todo, hasta el mismo silencio

tiene algo que callar.

Pero todo, hasta lo inexpresable,

acabarán por decirlo los celos.

 

 

Versión de Clara Janés