Cuando nos encaprichamos con causas perdidas llegamos a
pensar que todas lo son, y no nos equivocamos completamente.
Emil Cioran
El
cuarto jugador no habla, es el otro, mi par.
Siempre del lado opuesto de un puente tendido
entre los dos, lee, escruta el destino de mi mano
y de las líneas ocultas en su interior, trazadas
por la impericia de algún dios.
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