Impunidad
Yo tenía trece años y esa mañana la noticia de la chica
muerta me llegó como una revelación.
(Selva Almada, Chicas muertas)
Allí,
donde yacen las chicas muertas, estoy
convertida
en trozos de algo que ya no se reconoce
en
trazos de algo que es imposible distinguir.
El
sol acaricia mis huesos expuestos pero no los calienta
porque
no sigo ahí adentro para sentirlo.
El
calor, entonces, se desperdicia
como
se desperdicia todo a la larga
como
ahora, que miro mi cuadro y el cuadro no sabe que lo miro.
No
sabe que observo sus diminutas manchas rojas
las
grandes corolas amarillas, el borde que traga sus tallos
igual
que un abismo. Porque la vida termina en abismo cuando ya no.
Y
eso, si queremos maquillarlo un poco
pues
la mayoría de veces alcanza con un basurero
el
sitio donde acabaron las cosas que perdimos para siempre
aunque
lo hayamos creído imposible
cuando
las vimos llegar por primera vez.
De: “Doble
filo”
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