Lamento ante un amor desenterrado
I
Estoy
mareado a causa de los perfumes
y de
las fresas remojadas en ginebra
la
noche se ha puesto corbata
y tú
has llegado en tacones
te
encuentro peligrosamente cerca y distante
y yo ya
no soy yo
y yo
quisiera ser natural como una trompeta
dejar
salir el sentimiento completamente
pero
digo todo desafinado y a medias
me
interrumpe la risa del mundo
y tú y
yo estamos tan aquí que parece que no estamos
que
apenas nos hubiéramos conocido
y
hablamos de trivialidades por no dejar
y yo
quiero arrancarme de mí
para ya
no escuchar las campanadas de tu nombre
amontonando
en el aire el eco de sus letras
tus
ojos son cuarto menguante y todo es impreciso
te
hablo como a un fantasma
tú me
respondes con silencio
y yo
tan sombra
con el
corazón devaluado como billete de a cien
con las
palabras atoradas en el pescuezo
escuchando
naufragar la nave del olvido
en el
azar de esta ironía con aguardiente
II
Qué
afortunados todos los que no te conocen
qué
amplio ha de ser el cielo para ellos
los que
no te hallaron a la orilla de tu vida
arrojando
piedras al vacío
dibujando
en las paredes de los baños
y en
láminas de papel cascarón
que no
te vieron dormir furiosa
y
despertar para hacer pan francés
pisando
los vidrios rotos de tu infancia
¡Ah!
Qué amable ha de ser esta hora
para el
que desconoce tu afición por el baile
por
morderte las uñas y ser impuntual
en qué
tibio sueño sumergido
está el
que no sabe tu historia de viajera
tu
convicción de rebelde y olvidadiza
tu
forma de doblar la ropa y de mirar en el orgasmo
Si
existe la felicidad debe ser la de no saber que existes
la de
nunca haber dormido en Zipolite
escuchando
tu respiración y los grillos
Sí,
felices los que no te enviaron flores
que no
escondieron notas sobre la eternidad
para
que las descubrieras en el trabajo
¡Ah!
Pero yo no soy de esos
yo
conozco bien tu letra y tus errores
yo voy
y vengo por tu nombre
que hoy
me sabe a cerveza rancia
a frío
en los dientes a escena trágica
de ti
en el súper ola y otras manos
III
Tengo
un dolor como para morirse de risa
lloro
que parece que río
río que
parece que duele
tengo
en el pecho un tormental
y unos
perros matándose a mordidas
qué hora
para entender un mal chiste
contado
hace tantos y tantos meses
qué día
para visitar la morgue
y
reconocer el cuerpo de un amor
atropellado
hace dos años y medio
qué
furia qué rabia contra uno
comprender
que ella vino con los brazos abiertos
y uno
no quiso ver que ya se iba
que sus
pasos se hacían de nube
y como
nube se hacía indiferente
a esta
tierra gris que no florea
¡Ah!
Tengo una amargura que parecen veintinueve
y un
ardor detrás de los ojos y de la manos
se me
cayó la máscara del gracioso
se me vinieron
encima las fotografías
y unas
ganas de hablar con mis muertos
de
regar sus tumbas a llanto tendido
qué
pinche manera de andar valiendo madres
de
respirar con el corazón astillado
de
andar con la cola entre las patas
total
así las cosas
uno
debe cosechar lo que siembra
aunque
el fruto se recoja
del
árbol del olvido
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