miércoles, 23 de mayo de 2018

ÁLVARO SOLÍS





A la manera de Virgilio, el de Matanzas, me quejo

A Waldo Leyva



I

Si mi reino fuera de este mundo
y no del otro, donde podré algún día conocer la esperanza.
Si mi reino no flaqueara por lo lejos que me queda,
si no tuviera que morir
para conocer el amor correspondido
y la gracia.
Si mi reino de este mundo fuera,
ahora mismo abdicaría por caminar sin rumbo
sabiendo,
que no es fácil morir,
no es fácil renunciar a la caricia de quien más se ama.

Si fuera de este mundo mi reino,
qué poderes, por Dios, qué poderes,
si de este mundo fuera mi reino
alargaría la noche por decreto
y el sol con los dedos unidos de todos mis lacayos taparía.

Si mi reino de este mundo fuera
¿Dime rey, so fuera in este mundo?
Si fuera de este mundo mi rey… No.


II

Si fuera de este mundo mi reino,
tal vez en la cruz no moriría,
extendería mis manos hacia las cosas de siempre
y no curaría enfermos,
ni vino del agua, ni agua de las piedras,
ni mis pasos sobre el río
porque son grandes mis pies
y se hundieron hace tiempo,
y se pudrieron hace tiempo.

Si mi reino fuera
de este mundo quizás yo no sería.


III

La muerte anda en secreto y ronda
los rincones de la ciudad donde nadie espera a nadie.
La muerte ronda el aire, el agua,
el reflejo de las hojas que el otoño arranca a los amantes
que mañana llorarán por no estar juntos.
La muerte
____________ronda
sin saberlo nadie por el río, por la sangre, adentro,
y hace migas con los sauces,
con las manchas del jaguar que pronto oscurecerán la tierra.
Sin saberla ronda la muerte nuestros pasos,
sin ganas de salir corriendo a donde ronda ronca la soledad de otras gentes,
donde la muerte ha saciado sus ganas de fermentar la tierra de los sauces,
de la tumba, del jardín, la de las manchas de jaguar, oscurecidas.

Como la muerte ronda los secretos de la vida
y nos alcanza,
es mejor navegar
hacia donde el río rebasa su horizonte.


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