viernes, 22 de octubre de 2021

BEATRIZ RUSSO

 

 

 

No hay que olvidarse

 


No hay que perder el hábito,

no hay que olvidarse, amar es obligatorio,

es un deber fisiológico,

amar para que los ojos no se nos den la vuelta

de mirarnos el ombligo,

amar para que nuestros brazos no se queden

raquíticos de no abrazar,

o amar para que por los suelos

no se arrastren caídos,

amar para que no se desgaste la misma mano

y llegar al fondo de la cuestión.

 

No hay que olvidarse, amar es obligatorio,

es un deber profiláctico,

amar para prevenir la hipocondría,

amar sanando el dolor ajeno,

amar para que fluya la corriente

y no se nos queden los líquidos estancos,

amar para entrenar al corazón

y subirle los biorritmos.

 

No hay que olvidarse, amar es obligatorio,

es un deber dialectológico,

amar para aumentar el vocabulario,

y traer antónimos, para que el odio y sus sinónimos

no sean mayoría,

amar para que el músculo de la lengua

no quede anquilosado,

amar para segregar saliva y pronunciar mejor

las consonantes bilabiales,

o amar para llevarles la contraria.

Pero repito, no hay que olvidarse

Pero repito, no hay que olvidarse,

amar es obligatorio, es un deber evolutivo,

amar para preservar la especie humana

de tener los ojos blancos, muñón de brazos

o manos descalzas,

amar, al fin y al cabo, para que siga viva la leyenda

de que una vez amamos los humanos.

 

 

De: “En la salud y en la enfermedad”

 

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