Amor,
es cierto,
yacimos juntas.
Miramos nuestro torso
descansamos en silencio
dijimos
yo nunca he tenido una hermana.
Amor,
ya no duermes a mi lado
y no tengo que distinguir
cuáles son mis piernas;
ando mucho, duermo poco
yazco sola
vine de una estirpe
de mujeres cuyos orificios
cicatrizarían para ocultar
que una vez buscaron
otro hueco frente al que mirarse.
De: “Los
bordes”
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