[Quieto…]
Quieto.
Los jardines colgantes eran un sueño
que
volaba entre rosas persas para besar
las
pestañas enchinadas de Semiramis.
Nunca
hubo Troya ni río de Samarcanda.
Son
mentira la Provenza y los trovadores
y el
cabello de Venecia era un rayo
de
Tiziano. Los atardeceres son aparentes,
el
mundo es viejísimo y nada es.
Quieto.
Tú, cosa estúpida, no puedes
despertar,
ni tus lágrimas
mantener
separadas tus pesados párpados:
ellas
chapotean por tu corazón.
Tu cerebro está enfermo. Eres lechuza asustada,
ciega
con la luz de vida que no puedes olvidar
y
nada más el Error ama y nutre tu alma.
Versión de Sergio Eduardo Cruz
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