domingo, 5 de enero de 2025

RAFAEL-JOSÉ DÍAZ

 

 

 

Noche de sueños

 


Yo sé a quién amo: sé que no me engañan

los fragmentos de sueños sucesivos

que aletean perdidos en la oscura

mañana en que despierto cada día

y que recojo con mis manos torpes:

 

en ellos vuelvo a verte, celebramos

un nuevo nacimiento del amor,

nos separamos mientras tu mirada

se adhiere, frágil y orgullosa,

a la mía como tantas otras veces.

 

Siento tu lengua en besos

que antes no sabías darme, acaso

porque ahora te invento como quise que fueras

o porque has aprendido, en este tiempo de ausencia,

a besar con el otro para hacerlo

mejor ahora conmigo, dejando que tu lengua

se enrede lentamente con la mía,

retirándola luego sin rudeza y entregándola

una vez más, más húmeda, con todo

el ardor que has guardado, si los sueños no engañan,

en todos estos meses para mí.

 

Un patio de colegio, una parada

de autobús en donde tres, cuatro personas

depositan de pronto un cadáver de rostro

desfigurado, acaso el del amor

que ha muerto y del que huimos

cogidos de la mano hacia una nueva vida.

 

Amar es olvidar

la vida sin amor que fue como la muerte.

 

 

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