Manos
If
my craft is blest;
if
this hand is as
accurate,
as honest
as
their carpenter’s
Walcott
Tienen
mis manos las molduras de mi padre,
mas
en ellas un viento sordo
construye
su casa violenta a oscuras.
Adivino
mejor, ahora que lucho con palabras
para
encontrar el poema,
el
cepillo de mi abuelo deslizándose
sobre
la tosca madera recién cortada
hasta
dejarla como el pómulo de un jacinto.
Persigo
el camino del punzón sobre la piel de añosos árboles,
la
figura que, al final, asciende a la superficie,
revelando
su amordazado grito en la hondonada
-testigo
de un origen proscrito a nuestra búsqueda-.
La
labor de perforar en lo oscuro, duro e inflamable.
La
destreza de detenerse cuando, del otro lado,
algo
nos advierte del peligro de seguir acercándonos.
Muerto,
cuando apenas dispuse de seis días
para
intentar saludar al mundo,
sus
manos son ahora un indescifrable tallado en el aire.
En
pie siguen las puertas, las mesas, los muebles que hizo,
receptando
el tedio y la ventura de las generaciones.
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