Sé
de allá, no seas de allá
Cuidado,
hermana: el tiempo se sienta en el hombro hasta que me a un susto. No hay día
tan largo como si llevaras el sol para una ruta exagerada. Y ahora mira: los
minutos corrieron bajo el bosque de coníferas,
un
balcón de uvas, un sillón de rayas suaves. Inclinabas la cabeza, volcabas en el
vacío. Éramos demasiado en aterrizajes suaves, no éramos suficientes como para
una historia
posterior.
Cuidado,
querida: te fuiste de casa y moriste en el camino. ¿Qué hace uno entonces:
bozal sin barrotes, recoveco sangriento? Era diciembre, golondrina, la primera
helada en los pastos.
Te
trajiste de allá
en
tus dedos
huellas
de los dientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario