El
ojo de la alondra
ducho en menudas
realidades
repara
en lo más nimio
Así
descubre el grano
entre la paja
la
marcha exacta
–de jeme en jeme–
del
estricto geómetra
/tan métrica y simétrica/
el
sorbo de rocío
recogido en el vértice
de
una brizna de yerba
el peligro inminente
y
esa nube que nada
más ella advierte
y
que la impulsa al vuelo vertical
de caza erecta
sin
parpadeo alguno
sin asomo de duda
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