lunes, 3 de junio de 2013

CONSUELO RIVERA ÁLVAREZ






Crepúsculo



No sé cuál fue el momento
ni la hora amor,
en que empezó este crepúsculo,
este atardecer que duele,
esta paloma que aparece en mí
como un fantasma entre las sombras
y me tienta a probar un nuevo trigo,
a botar este cansancio
de sueños eternos,
esta necesidad
de llenar de nuevo el cántaro
para mojar un poco mi garganta.

Ya no quiero más
el silencio de este grito
que me aturde
que me acosa
que me tienta.

Este camino de hojas secas
que ardo en desandar
descalza,
con mis sandalias a cuestas
y sin ropas,
identificándome
proyectándome
así como quien dice:
se está yendo
está volando.

Quiero tal vez
estrenar pensamientos,
lustrarme el cerebro,
perder el recuerdo,
atarme al cuello
unos girasoles bien abiertos
y convertirme en libélula
sin ataduras
transparente
cósmica
¡infinitamente libre!

No sé cuál fue el momento
ni la hora amor,
pero ahí anda rondando
acechando
susurrando…
como quien dice:
ya casi
está volando.

Así como la cascada
jamás es dueña del agua,
eso es,
como el agua de la cascada
que pasa y pasa
sin detenerse,
que jamás vuelve,
que jamás regresa.

Así amor,
ingrato amor,
he comenzado
nuevamente a irme.


No hay comentarios:

Publicar un comentario