Revolcón
de amor
No
se me escapa el sonido
de las pringas que
una a una
formaban aquel chubasco
Chuña anduve
jalando agua de la pila
pasando aquel remedo de río
aquel triste charco
El cántaro
el canto mío y de todos
Risas, lágrimas, piedras incrustadas
en mis delicados pies cuneteros
Mis recuerdos se vuelven en mi contra
atormentando el infame dolor que no amaina jamás
Al unísono
las chiches de las campesinas aplaudían mi llegada
alimentando mi morbo de sagaz vagabundo
apuñalando con sus pezones el deseo pueril
Los recuerdos todos se convierten en un infierno de rosas
en un anhelo que no se recobra como el fuego de un candil
en la sombra del adiós.
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