sábado, 8 de junio de 2019

DENISSE VEGA FARFÁN



  

Compré una pipa para mi amigo peruano…



Compré una pipa para mi amigo peruano
en el Mercado de la Seda.
«Es de cuerno de yak», me dijo la dependiente.
Tiene un lomo suavísimo, discreto,
y un revestimiento de cobre en la boca del hornillo.

Ya temprano había visto su carne
delicadamente sazonada en el bufet,
satisfaciendo sobresaltados comensales,
-poetas trashumantes buscando el elixir
de su infatigable demonio-.

Teníamos que haberlo visto a 6000 metros de altura,
con la joroba dispuesta, peinando los desiertos del Tíbet.
Detenidos en su ojo, complacido y triste, adivinamos la vida.

Mi amigo colecciona pipas de todos sus viajes,
como si no quisiera abandonar la humareda interior
de cada comarca extraña.
Ya en casa, enciende una al azar
en la demandante hora del poema,
y se pone a laborar, sin angustia, en sus apariciones reptantes.

Quiero creer, que en la espiral de humo, volverá el yak,
paciente como en las estepas más frías,
para guiarlo mientras escribe, entre salvajes amenazas,
decapitadores vientos, que tan bien reconoce.

Beijing, 2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario