Canción
Estaba
el corazón lleno de voces
en
esa hora de inquietud traslúcida
cuando
la tarde toca sus oboes,
en
el confín azul de la floresta.
Estaba
el corazón lleno de voces.
Pálidas
sombras dialogaban lejos
al
son de los nostálgicos oboes
mientras
la noche caminaba, tácita.
Estaba
el corazón lleno de voces.
Hasta
la tierra, de las altas nubes,
bajaban
lampos de cambiante nácar
entre
el hondo rumor de los oboes.
Y
en esa cercanía del crepúsculo
estaba
el corazón lleno de voces.
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