viernes, 31 de mayo de 2013

RENATO SALES HEREDIA




Abril no era tan cruel…



Abril no era tan cruel,
tenía
las manos suaves
y yo era de aire
y tú
postigo febril.
Era tan nuestro
que parecía vivir de mirarnos.
Qué sed de invento.
¿Cómo creer que algo tan frágil
no fuera de abril?
Ahí donde esas luces
se quedan prendidas,
un invierno sin Dios se levantaba
lleno de rabia,
pensando que era abril,
que era la hora
que era tiempo de morir.

De: Para que partan los pájaros
Traducción de Felipe Sentelhas



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