A la
ciencia
Composición dedicada a los jóvenes
redactores de “El Estudiante”¹.
Como
vienen del sol los rayos bellos
las sombras de la noche a disipar,
y enviándonos sus fúlgidos destellos,
la hermosa luz doquiera hacen brillar;
y despertando del dormir profundo
en que yacía el hombre indiferente,
sonríe al ver iluminado el mundo,
y al Eterno da gracias, reverente…
Así la ciencia, emanación divina,
del mismo Dios destello misterioso,
vivifica la mente y la ilumina,
y le presenta un porvenir glorioso.
Así como esos rayos de luz pura
que el sol brillante por doquier derrama,
a á las tinieblas de la noche oscura
les sucede la espléndida mañana…
Así el alma del hombre, adormecida,
por el sueño fatal de la ignorancia,
a su influjo despierta, y otra vida
él entrevé, de gloria y venturanza.
Y sintiendo que bulle en su conciencia
ese noble deseo de la gloria,
se lanza en el terreno de la ciencia
y hace imperecedera su memoria.
San Salvador, 1879.
1.-
La aparición de El Estudiante fue anunciada en el periódico El
Cometa, en San Salvador, el 12 de septiembre de 1878. Lo describen como una
hoja periódica que representa a los estudiantes de la capital, y cuyas columnas
demuestran “las nobles y adelantadas ideas que los animan”.
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