4
Bonjour
Tristesse. Jirones matinales de tristeza.
Anoche
soñé que me levantaba a desayunar y en la cocina me esperaba Renata Adler. Me
tendió una taza de café y un cuaderno. Lo hojeé. Tenía las páginas en blanco.
Llora,
corazón, pero no te rompas nunca. Aprende de tu vecina el Alma. Ella es libre,
libre.
Pues
sí. Hay gente que tiene el poder de abandonar. Que como no puede tenerlo todo,
decide no tener nada. Y que cuando se marcha es como si alguien encendiera
todas las luces.
Y
sí. Tengo que aceptar que mi relación más sana y duradera ha sido con Charlotte
Brontë.
Las
Grandes Capitanas de mi habitación estuvieron ahí cuando nadie más lo hizo.
Llora,
corazón, pero no te rompas nunca.
De
sus brazos a los de una monstruosa amante llamada soledad.
A
partir de ahora, cuando quiera tocar su cuerpo, tendré que tocar el mío.
Llora,
corazón, pero no te rompas nunca. Resiste, corazón, a los embistes de
Mundocruel.
Gritaremos
poemas por la ventana, como si fuera una serenata inversa.
Y
un día me miraré al espejo y volveré a decirme: pero qué guapísima te pones
cuando escribes.
Llora,
corazón, pero no te rompas nunca.
De:
“Todas mis palabras son azores salvajes”
No hay comentarios:
Publicar un comentario