lunes, 19 de septiembre de 2022

GLORIA FORTÚN

 

 

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Bonjour Tristesse. Jirones matinales de tristeza.

Anoche soñé que me levantaba a desayunar y en la cocina me esperaba Renata Adler. Me tendió una taza de café y un cuaderno. Lo hojeé. Tenía las páginas en blanco.

Llora, corazón, pero no te rompas nunca. Aprende de tu vecina el Alma. Ella es libre, libre.

Pues sí. Hay gente que tiene el poder de abandonar. Que como no puede tenerlo todo, decide no tener nada. Y que cuando se marcha es como si alguien encendiera todas las luces.

Y sí. Tengo que aceptar que mi relación más sana y duradera ha sido con Charlotte Brontë.

Las Grandes Capitanas de mi habitación estuvieron ahí cuando nadie más lo hizo.

Llora, corazón, pero no te rompas nunca.

De sus brazos a los de una monstruosa amante llamada soledad.

A partir de ahora, cuando quiera tocar su cuerpo, tendré que tocar el mío.

Llora, corazón, pero no te rompas nunca. Resiste, corazón, a los embistes de Mundocruel.

Gritaremos poemas por la ventana, como si fuera una serenata inversa.

Y un día me miraré al espejo y volveré a decirme: pero qué guapísima te pones cuando escribes.

Llora, corazón, pero no te rompas nunca.

 

De: “Todas mis palabras son azores salvajes”

 

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