El Cristo de San Juan de la Cruz
El
cuerpo del Nazareno perpendicular sobre la tierra los pies atornillados en su
sitio herrumbrados los clavos en goteante constante sangre cayendo sobre
nosotros en la inesperada tempestuosa noche que el Gólgota se puebla de
calaveras.
Cristo
vuelve crucificado
su
vida pertenece a la cruz y la nuestra a su martirio.
Desde
allí convocará a los vivos y a los muertos alrededor de él.
Estará
su cuerpo con los brazos extendidos sobre
el
mundo
alimentándonos
alimentando
a
buitres y alimañas
para
que las especies carnívoras proliferen y el espíritu de Dios se repantigue
sobre la tierra.
Cristo
gira sobre el mundo
resplandece
sobre
la cabeza de los hombres
coronados
por fin
en
el exacto lugar donde renacen las espinas.
Lanceteados
para
que mane agua de todos los costados y corra sobre profundos vacíos mantos
acuíferos.
Ese
cuerpo creciendo sobre espacial iluminado cráter paralizará el orbe y
ordenará las estrellas
para
reunirlas en un solo día.
El
Mesías mecerá entonces al universo y los planetas se juntarán a su alrededor.
Asteroides, cometas y galaxias verán por fin la gloria final de los tiempos.
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