Luna de porcelana
Antes
del alba, las mujeres del pueblo se juntan alrededor del pozo
lavando trastes, ropa y blancos, y se apuran de vuelta a casa
para cocinar antes del amanecer. Ella lleva un balde de agua
lavando trastes, ropa y blancos, y se apuran de vuelta a casa
para cocinar antes del amanecer. Ella lleva un balde de agua
lejos
de la muchedumbre para lavar ahí una pila de trastes—
una vajilla de porcelana fina
que heredó de su madre. Diario lava un plato de más
hasta la luna llena, y luego uno de menos hasta la luna nueva…
una vajilla de porcelana fina
que heredó de su madre. Diario lava un plato de más
hasta la luna llena, y luego uno de menos hasta la luna nueva…
Así
cuenta los días, esperando que él venga de nuevo.
Cada noche revive ese momento como si se repitiera una película.
«¿Te gusta eso, cariño?» El cuerpo de él encima del suyo, ella abajo,
Cada noche revive ese momento como si se repitiera una película.
«¿Te gusta eso, cariño?» El cuerpo de él encima del suyo, ella abajo,
quieta,
como si el hecho de abrir la boca la pudiera sacar del sueño.
«Hoy se casa Da Guo», susurran alrededor del pozo.
Sus trastes de porcelana caen salpicando en el arroyo, como piezas de [dominó
«Hoy se casa Da Guo», susurran alrededor del pozo.
Sus trastes de porcelana caen salpicando en el arroyo, como piezas de [dominó
rompiéndose
uno con otro, uno tras otro. Ella no los recoge,
sino que se apura a regresar a casa con las sábanas que no ha lavado.
Mañana no será demasiado tarde. Se cambia de ropa, se peina,
sino que se apura a regresar a casa con las sábanas que no ha lavado.
Mañana no será demasiado tarde. Se cambia de ropa, se peina,
toma
una canasta y sale caminando. El tiempo de pronto se torna claro,
la milpa a orillas del camino ahora es más alta que ella. Quiere apurarse
[para llegar a la boda,
mirarlo besar a la novia con sus propios ojos no de celos, para luego ir
[a casa,
y escuchar los lamentos de la vajilla haciéndose añicos.
la milpa a orillas del camino ahora es más alta que ella. Quiere apurarse
[para llegar a la boda,
mirarlo besar a la novia con sus propios ojos no de celos, para luego ir
[a casa,
y escuchar los lamentos de la vajilla haciéndose añicos.
Versiones del inglés de Françoise Roy
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