Transición
Nos
enseñaron a cerrar el cuerpo,
a
construirlo como una catedral románica:
compacto,
robusto, fortificado.
Había
que protegerse, nos dijeron.
Como
si el mundo fuera una galaxia
de
niñas pariendo a otras niñas.
¿Ves
los gruesos muros que levantamos?
Como
si el aire nos polinizara las pestañas.
Como
si la modernidad hubiera venido
para
decirnos que el amor está en el tacto,
pero
que son peligrosas las entrañas.
Nos
entregaron el miedo brillante de los ritos
y
nos convencieron para modificarnos.
El
capitalismo hizo el resto.
Pero
todas las niñas están condenadas a crecer.
Y
algunas desearán volcar la luz sobre la piedra
rotunda con que se construyeron
y
ansiarán multiplicarse hacia la altura
y
acabar la catedral del cuerpo
con la
ligereza vertical del gótico.
Entonces
se darán cuenta de la dificultad
de
abrir ventanas y vidrieras,
de
las mentiras con que las fortificaron,
de
que el mundo es una galaxia
de
mujeres pariendo cada vez menos niñas.
Y el
cuerpo entero será una herida a destiempo.
Y
aquellos que nos convencieron, esos mismos,
nos
recriminarán haber llegado tarde,
nos
harán responsables de la llaga.
Mira
cómo tiemblan los noes
bajo
la tibieza de la orina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario