domingo, 21 de octubre de 2018

FÉLIX SUÁREZ





La mañana es azul
y zumban los insectos sobre el charco.
Intenté apartar las hojas para verme
y en el fondo descubrí la trampa:
los ojos indelebles
a los que inútilmente,
mucho antes de que hoy cante el alba,
habrás de repudiar.

No hay olvido.

Recordarás su nombre,
las manos como peces contra el hielo,
su andar de brusco remolino entre las hojas,
la tarde sin atisbos, a ciegas,
en un llameante cuarto de alquiler;
y el cielo,
las mañanas de azogue bajo el frío,
después de haber perdido una batalla.


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