domingo, 21 de octubre de 2018

MARÍA TERESA IRAZABA





Domingo sin resurrección



Caminé de un andador a otro
haciendo nudos mis pasos
sin haber aprendido del hospital
sus sortilegios
A los enfermos se les anestesiaba
hasta la voz
Para mi madre la plancha
quirúrgica
fue su último despertador

con la esperanza de encontrarla
en cualquier forma de vida
amarré mis ojos

después la abandoné
en una funeraria demasiado
grande
para mis silencios
y oré para que la muerte
diera con ella
una vuelta de triciclo.


En la mordedura
[de la noche
con una linterna
ilumino
mi sombra

El sol se escurre
tras la cabecera de mi cama
aguijón de la vida


Los astros en movimiento
siguen
la abeja en su vaivén
no teme morir

Atrapada en esta habitación
con el ruido de mi carne
me derrumbo


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