But the fool on the hill
sees the sun going down
and the eyes in his head
see the world spinning round
Lennon y McCartney
Quién
seré sino el tonto que en la agria colina
miraba
el sol poniente como viejo achacoso,
miraba
el sol muriente como un rey destronado,
el
tonto que miraba girar el mundo,
guardando
en su rostro las huellas de la noche.
Quién
seré sino el tonto de siempre atraído por el mar,
aquel
que en el mar feroz dejó su nombre.
Quién
sino el tonto que lloraba
y
lloraba por el mar, las flores, las muchachas, la esbelta
luna sonriendo.
Sobre
la colina está solo and nobody seems to like him,
pero
él ve el mundo moverse a su alrededor,
el
sol rebotar como una pelota roja
en
el horizonte. El sol tragado por el mar, frío entre
los peces.
Quién
seré sino aquel que ya no mira,
no
oye, no palpa, absorto, esas tierras astrales, esos frutos,
las
viñas de la realidad, airoso manto.
El
que ve la noche descender como un cuerpo
inapresable,
el que siente la luna caer sobre sus hombros
como
una tela delicada, aquel que en la marisma
jugaba
a rey, a payaso, a rey, a oscuro caballo.
Absorto,
solo, en la colina, gritando
como
loco, bajo los pájaros que emigran
señalando
un carcomido rumbo. Yo,
el
loco, el tonto que siempre he sido, girando en la burla,
torpe
bufón de florida pirueta, riendo,
con
dientes podridos, la realidad inapresable
como
implacable cuerpo, a nuestro lado, descansando
en las hierbas
brotadas
de los muertos, entre sonrisas de nocturnas flores.
Quién
seré, Dios mío, sino el loco tonto, el oso bronco, el
jorobado torpe,
bufón
bailando, reuniendo rumbos entre sus brazos, flores
para
una mujer que no existe, quien mira al sol dormirse
cual tembloroso viejo
y
al mundo girar en burla alrededor de sus hombros
destronados.
De: “Embajador en el
horizonte”
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