Hombre de ámbar
Es la
tarde de las gotas ámbar
bajo
estas escamas que me conforman
y estos
versos demenciales que me contienen.
No hay
jugarretas, no hay dolores
no hay
nadie bajo estas inmensas laceraciones.
Es la
tarde de la insulsa piel
donde
se mecen mis ánimas
y me
frustra mi lengua corta
mis
manos inhábiles
mi voz
queda.
Es la
noche que me retendrás bajo esta ciudad
de
bálsamos imperiales
y de
dinastías inexistentes,
donde
la sangre es difícil de lavar
y las
manos, hostiles de apaciguar.
Qué
queda bajo esta daga que me encierra,
bajo
este frío prólogo de piedra
que es
mi cuerpo,
Sólo un
cruel fantasma de hiedra.
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