III
¡Ay
del que tiene, por su mal consejo,
el remedio imposible de su vida
en la esperanza de la muerte ajena!
Lope de Vega
el remedio imposible de su vida
en la esperanza de la muerte ajena!
Lope de Vega
Desde
la ventanilla del avión
aquel teatro de muerte que era mi país
se fue convirtiendo poco a poco
en una verde postal
llena de ríos
lagos y volcanes
aquel teatro de muerte que era mi país
se fue convirtiendo poco a poco
en una verde postal
llena de ríos
lagos y volcanes
Bajamos
al séptimo infierno
para apoyar nuestros ojos en la nada
porque nada es lo que nos esperaba
Todo era silencio
La Avenida de la Reforma
hasta dar con el parque de Chapultepec
era ruta obligada para olvidar
aunque sólo fuese un poquito
México moderno
donde nunca faltan
las peleas de gallos y su tequila
botas con espuelas brillantes
y tiros al amanecer
para no morirse de aburrimiento
al final de la fiesta
para apoyar nuestros ojos en la nada
porque nada es lo que nos esperaba
Todo era silencio
La Avenida de la Reforma
hasta dar con el parque de Chapultepec
era ruta obligada para olvidar
aunque sólo fuese un poquito
México moderno
donde nunca faltan
las peleas de gallos y su tequila
botas con espuelas brillantes
y tiros al amanecer
para no morirse de aburrimiento
al final de la fiesta
La
guerra nos lanzaba al camino
para hacernos sonar campanas
en una ciudad perdida
del norte de Europa
Dormir serpientes en la India
Lustrar zapatos en Melbourne
Ser portero de noche
en un viejo hotel de Barcelona
Preparar pizzas en Florencia
Pintar barcos en alta mar
servir cafés en París
cantar rancheras en la Plaza Garibaldi
Conducir una góndola en Venecia
Cruzar en trineo la estepa rusa
Ser perseguido por la policía montada
después de una manifestación
en New York o San Francisco
Todo
menos darnos por vencidos
para hacernos sonar campanas
en una ciudad perdida
del norte de Europa
Dormir serpientes en la India
Lustrar zapatos en Melbourne
Ser portero de noche
en un viejo hotel de Barcelona
Preparar pizzas en Florencia
Pintar barcos en alta mar
servir cafés en París
cantar rancheras en la Plaza Garibaldi
Conducir una góndola en Venecia
Cruzar en trineo la estepa rusa
Ser perseguido por la policía montada
después de una manifestación
en New York o San Francisco
Todo
menos darnos por vencidos
¡Que se
rinda tu madre!
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