lunes, 28 de octubre de 2019

GINO SCARTAGHIANDE





¿Por qué él último?



Qué cosa rota. Despedazada la creta.
En otra ocasión tendremos cuidado,
fíjense, no sea que el primer violín
se nos escape. Un soplo entre
la mejilla y el occipital.
Todos los universos no pueden
bastar. Esto es axiomático.
Recrear es nuestra condena.
Y es el último de los sonetos de amor.


De: “Sonetos de amor para King Kong”




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